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Analistas 28/09/2018

Devolución del IVA

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado

En la discusión sobre las posibles fuentes de financiamiento, el Gobierno ha dicho que la incidencia negativa que tendrá para los pobres la ampliación del IVA, o el aumento en la tarifa, se compensará mediante instrumentos que le devuelvan a las familias un monto equivalente, de tal manera que el impuesto no afecte su nivel de ingreso y su capacidad de consumo.

La reflexión gubernamental se basa en dos postulados. El primero es la aceptación de la regresividad del IVA. Y el segundo es su certeza sobre la posibilidad de la compensación.

Como suele suceder con los tributos indirectos, por su misma naturaleza el IVA es regresivo. Ello significa que impactan más el ingreso de los pobres que el de los ricos. La regresividad del IVA se puede analizar de dos maneras.

Por un lado, considerando el peso relativo que tiene en el ingreso. Las estimaciones que se han realizado en el país muestran que las familias pobres pueden estar destinando al pago del IVA 8%-9% del ingreso, mientras que en los grupos de ingresos altos la relación puede ser de 9%-10%.

Así que los porcentajes son muy similares. De acuerdo con estas relaciones, el IVA es regresivo porque los ricos no pagan, como porcentaje de su ingreso, un monto significativamente mayor que los hogares pobres.

La otra forma de examinar la regresividad del IVA es comparando el Gini antes y después del impuesto. El estudio realizado por el equipo de la Universidad del Rosario (Subsidios y Contribuciones. Balance Financiero de los Hogares Bogotanos), muestra que “... el impuesto del IVA aumenta en casi 1,2 puntos porcentuales la desigualdad del ingreso en el país”.

Estas evidencias sobre la regresividad del IVA son contundentes y, de hecho, el Gobierno las acepta, y por esta razón busca los mecanismos de compensación. Habría tres formas de evitar la regresividad del IVA. La primera es no aumentarlo y, en su lugar, recurrir a los impuestos directos, que se pueden diseñar con criterios de progresividad.

El segundo camino, que ha generado mucha confusión, consistiría en devolver el dinero en efectivo a través del sistema bancario. Para los intermediarios financieros este camino es ideal porque consolida la bancarización.

Pero esta solución es muy compleja porque es prácticamente imposible individualizar el monto que se paga por IVA. Y el tercer camino consiste en ampliar los alcances de la política social, atendiendo prioritariamente a los pobres.

Si la alimentación escolar mejora y se universaliza, si se reduce la tarifa del transporte público, si se consolidan los subsidios a los servicios públicos, si los cupos en las universidades se amplían, etc., las familias pobres recibirían del Estado unos bienes y servicios que compensarían los pagos del IVA.

Desgraciadamente, en Colombia y en América Latina no se han logrado estas compensaciones, y la política fiscal, entendida como la conjugación de impuestos y de subsidios, no reduce el Gini.

Mientras que, por ejemplo, en Bélgica el Gini pasa de 0,5 a 0,2 gracias a la conjunción adecuada de impuestos y subsidios, en América Latina el Gini no se mueve. Claramente la compensación no ha sido posible. Para modificar el Gini de manera sustantiva no basta con medidas de política social, sino que se requiere afectar la riqueza con impuestos progresivos.

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