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La semana pasada, en un seminario organizado por la Contraloría General de la República, la Universidad Externado y la Federación de Departamentos se discutió el último informe de la Contraloría sobre el funcionamiento del Sistema General de Regalías (SGR) y la gestión de los Órganos Colegiados de Administración y Decisión (Ocad).
En el seminario se hicieron evidentes dos enfoques, radicalmente distintos, sobre el impacto de las regalías y la gestión de los Ocad. Para el Ministerio de Hacienda y para Planeación Nacional la aprobación de 12.420 proyectos es la expresión del éxito en el manejo de las regalías. Su principal argumento es la equidad regional: la mermelada ha llegado a toda la tostada.
Pero por el otro lado, el informe de la Contraloría muestra que la abundancia de proyectos no ha permitido definir lineamientos estratégicos, y que la dispersión de recursos impide consolidar procesos regionales que tengan impacto, y que favorezcan el desarrollo y las condiciones de vida de las familias. La Contraloría muestra que los Ocad no han logrado articular proyectos de largo aliento con una cobertura regional. Estas dos visiones tienen implicaciones de política económica completamente diferentes.
Para Hacienda y el DNP los criterios que se han tenido para distribuir las regalías son buenos. En palabras del ministro Cárdenas el panorama es “mil veces mejor que antes” (El Tiempo del 7 de mayo). El principal argumento que justifica esta afirmación es el cambio en el Gini de la distribución de las regalías. Ha disminuido la concentración de las regalías y ahora los recursos llegan a todos los departamentos y a la gran mayoría de los municipios.
La otra razón mencionada por el Ministro es la posibilidad que tienen las entidades territoriales de expresar su “voz y voto” a través de los Ocad que, en su opinión, han sido un cuerpo colegiado adecuado para priorizar las inversiones locales.
La Contraloría, por su parte, pone el énfasis en la conveniencia de los proyectos estratégicos con enfoque regional. Desde esta perspectiva, el propósito de las regalías no es financiar una infinidad de proyectos pequeños que responden a necesidades muy específicas de un municipio o departamento.
Las inversiones deberían contribuir a consolidar procesos de desarrollo con horizontes de mediano y largo plazo. Los Ocad han sido miopes, y muy pocos proyectos tienen un enfoque regional. La cortedad de los Ocad se ha alimentado de la falta de liderazgo de Planeación Nacional, que en lugar de estar diseñando líneas estratégicas, ha quedado inmersa en tareas de seguimiento y control excesivamente micro.
Frente a los recursos de ciencia y tecnología, Colciencias comparte la visión estrecha de Hacienda y Planeación. Y el proyecto de ley que cursa en el Congreso vuelve a cometer el error de pretender que las prioridades de inversión continúen definiéndose en los Ocad, que hasta ahora no han demostrado capacidad para determinar las necesidades del país en ciencia y tecnología.
Tiene razón el Contralor en llamar la atención, y en pedir que se discutan nuevamente los criterios para distribuir las regalías. Es indispensable que las necesidades regionales se articulen a proyectos estratégicos. El debate es urgente porque quedan $13 billones sin ejecutar y, sobre todo, porque con el nuevo precio del petróleo el monto de regalías volverá a aumentar.