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Como sucede todos los años en la reunión de Davos, Oxfam acaba de entregar su última publicación, que tituló “El Virus de la Desigualdad”. Muestra que durante estos meses de pandemia, ha sido notorio el incremento de la concentración de la riqueza. Mientras que la situación de los pobres se agrava, la de los súper ricos mejora.
La preocupación de Oxfam por la desigualdad no es nueva. Pero sí llama la atención que el Fondo Monetario Internacional (FMI) también esté alarmado por el aumento de las desigualdades en el mundo. En el diagnóstico que hace Rahim Kanani, el editor de Finance and Development, una publicación del Fondo Monetario, explica las razones por las cuales se ha incrementado la desigualdad, sobre todo en los Estados Unidos.
Primera razón. La confianza excesiva en la autonomía de los mercados. La competencia, por su misma naturaleza, lleva a la concentración. Es el fundamento del llamado efecto Mateo. En el evangelio se lee: “... a todo el que tiene se le dará y tendrá de sobra; pero al que no tiene, aun aquello que tiene se le quitará”. La persona talentosa y la empresa exitosa, en un círculo endógeno, terminan superando a los demás, y concentrando poder y éxito. Para evitar que estos individuos y empresas se apoderen de todo, es indispensable regular los mercados. Actualmente los controles han disminuido. Las regulaciones se han debilitado y las normas anti-monopolio son más laxas. Es evidente la impotencia de los gobiernos frente a monstruos como Amazon, Google, etc.
Segunda razón. La disminución de los impuestos. Ha sido un error bajar las tarifas del impuesto a la renta y al patrimonio de los ricos. Así lo ha reconocido el gobierno de Biden, que busca comenzar a corregir este desequilibrio. Está en peligro la supervivencia de la clase media, que ha sido el fundamento de la sociedad de consumo. Los hechos están mostrando que es equivocado pensar que la disminución de los impuestos se va a traducir en mayor inversión y empleo. Los excedentes de los ricos han alimentado las burbujas financieras, y la especulación, pero no han mejorado las condiciones de vida de la mayoría.
Tercera razón. La reducción del poder sindical. En la reflexión del FMI hay preocupación porque los sindicatos han ido perdiendo su poder de negociación, y no logran aumentos de los salarios suficientes para que los trabajadores mejoren su participación en la riqueza que ellos generan. No piensa el FMI que los mayores salarios incrementan el desempleo. Al contrario. Si mejora la capacidad adquisitiva de los trabajadores, aumenta la demanda, la inversión y el empleo.
Cuarta razón. El racismo y el sexismo. Le ha hecho mucho daño a los Estados Unidos la creciente intolerancia y el desconocimiento del otro. El mundo contemporáneo parece estar ahogando el sentimiento moral de la simpatía, que para Smith es la base de la construcción de una sociedad incluyente. Para que los mercados funcionen bien, y para que la división del trabajo sea exitosa es necesario colocarse en los zapatos de los demás.
Las entidades internacionales, incluyendo al FMI, están profundamente preocupadas por las consecuencias nefastas de la desigualdad. En Colombia estos asuntos parece que no son relevantes. Y en lugar de diseñar políticas que lleven a una mejor distribución del ingreso, el Gobierno anuncia una nueva reforma tributaria que, como las anteriores, también será regresiva.