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Analistas 07/06/2024

La declaración de Berlín

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado

El Foro por la Nueva Economía reunido en Berlín acaba de sacar una declaración que busca recuperar la esencia de las democracias liberales. El texto es firmado, entre otros, por Rodrik, Milanovic, Mazzucato, Blanchard, Jacobs.

Comienza mostrando que las democracias están amenazadas por “políticas populistas peligrosas” que tratan de responder al descontento de la población, pero que no les prestan atención a dos temas fundamentales: el cambio climático y las desigualdades.

Las inconformidades se originan en el fracaso de una globalización que confió excesivamente en la autorregulación de los mercados, y en políticas fiscales de austeridad, que han ido erodando los logros de los estados de bienestar. Para cambiar la situación actual es importante buscar alternativas que recuperen los valores fundamentales de las democracias liberales.

De manera más específica el manifiesto propone: i) Las políticas y las instituciones se tienen que orientar de tal manera que el objetivo último no sea la eficiencia económica, sino la prosperidad compartida. Y uno de los componentes de este proceso es la buena calidad de los trabajos. ii) La política industrial tiene que propender por la convergencia entre las regiones, de tal manera que la creación de riqueza favorezca a la mayoría. iii) En lugar de continuar dándole énfasis a la distribución de subsidios, se debe estimular la creación de nuevas empresas, y los incentivos a la innovación. iv) La globalización tiene que combinar las ventajas del mercado, con la protección de los más vulnerables, y con una coordinación que favorezca la sostenibilidad climática. v) En contra de las tendencias actuales hacia la concentración, se deben diseñar mecanismos tributarios adecuados para reducir las desigualdades de ingreso y de riqueza. Los privilegios derivados de la herencia, y de la especulación financiera tienen que eliminarse. vi) Las políticas que apuntan hacia una economía verde deben llevar a una transición ordenada, que vaya disminuyendo la dependencia de los procesos industriales y agropecuarios que contaminan. El sistema financiero internacional tiene que contribuir al apalancamiento de la transformación energética. Esta financiación debe priorizar a las economías más atrasadas, que son las más vulnerables. De lo contrario, continuarán aumentando las brechas entre regiones. vii) Se debe buscar un nuevo balance que conjugue las bondades de las dinámicas de los mercados, con el desarrollo de acciones que impulsen lo colectivo. ix) Además de la lucha contra la concentración de la riqueza, la consolidación de la democracia exige romper el poder de mercado, de tal forma que se active la competencia.

Sin intervenciones expresas no se puede frenar el daño climático, ni reducir la desigualdad de la riqueza. El mercado no lo ha hecho, ni lo hará. El nuevo consenso político debe “abordar las causas profundas de la desconfianza”.

Estos propósitos de la cumbre de Berlín son más pertinentes ahora, cuando los conflictos armados se han intensificado. Continúa vivo el ideal kantiano de la paz perpetua. Este sueño de las sociedades republicanas sigue muy lejano.

Aunque varias de las recomendaciones del manifiesto no son novedosas, sí marcan un punto de referencia que contrasta con el desprecio de numerosos gobiernos contemporáneos por estos asuntos, que son cruciales y determinantes del bienestar presente y futuro.

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