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Es claro que los municipios y departamentos están perdiendo plata con la administración de saldos.
Los saldos de las regalías, que los departamentos y los municipios colocan en el sistema financiero, han sido un regalo para los bancos. En el Boletín Macro Sectorial que acaba de publicar la Contraloría General, se pone en evidencia el ineficiente manejo financiero que han hecho las entidades territoriales de los giros que les hace Hacienda por concepto de regalías.
El mensaje del Contralor es oportuno. Muestra que el examen de la política fiscal tiene que considerar sus implicaciones monetarias. El análisis del ingreso y del gasto público no se puede desvincular de las operaciones monetarias que realiza el gobierno.
Las decisiones que se toman en el frente monetario tienen consecuencias, para bien o para mal, en el balance fiscal. En el Congreso se discuten los impuestos y la distribución del gasto, pero no se hacen consideraciones sobre la política monetaria.
El manejo financiero de los saldos de las regalías es un tema relevante, por su monto y por sus implicaciones fiscales. Entre 2012 y 2016 el Ministerio de Hacienda le giró a las entidades territoriales (beneficiarias y ejecutoras de proyectos de inversión de regalías) $22,3 billones.
Dadas las dificultades que tienen las entidades para ejecutar, el monto de los saldos suele ser alto. Los gobiernos departamental y municipal son autónomos para colocar los recursos en el banco que consideren más apropiado.
Llama la atención la concentración de las cuentas maestras - así se llaman - en unos pocos bancos. El 77% de las cuentas del Sistema General de Regalías están en cuatro bancos: Bancolombia, con 31% de las cuentas, el Banco de Bogotá con 16%, el Banco Agrario con 15%, y el Bbva con 14%.
Los bancos le pagaron a los gobiernos departamentales una tasa de interés anual promedio de 3,7%. Bogotá logró las mejores colocaciones al 8,1% año. Las peores fueron: Vaupés (0,5% año), Vichada (0,7%), Caquetá (1%), Putumayo (1,3%).
El margen de maniobra de los municipios con los bancos es mucho menor que el de los departamentos. Los municipios recibieron por sus recursos, en promedio, 1,3% año. El caso extremo se presentó en los municipios de Vaupés con una tasa de 0,3% año.
En términos reales la mayoría de estas tasas son negativas. Las diferencias entre entidades son significativas. Muy pocas logran que el sistema financiero les pague intereses más altos que los que reconocen los TES, a corto plazo, que son de 7,1% año.
La bajísima rentabilidad de los saldos de las regalías ha tenido una incidencia negativa en los ingresos de las entidades territoriales, pero ha sido un excelente negocio para el sistema financiero. El margen de intermediación de los bancos es elevado.
Mientras que a los municipios les reconocen 1,3% anual, los clientes tienen que pagarle a los bancos por el crédito al consumo un interés que gira alrededor de 30%.
Es claro que los municipios y los departamentos están perdiendo plata con la ineficiente administración de sus saldos financieros. Valdría la pena indagar por qué razón su margen de negociación con los bancos es tan bajo.
Podría ser conveniente que se hiciera un acuerdo global con los bancos, de tal forma que las colocaciones de las regalías sean favorables para el sector público. La Contraloría propone que estos saldos los maneje Hacienda, que podría lograr una mayor rentabilidad.