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PROGRAMA: COMMENT LR
ANALISTAS 18/06/2024

Raptaron el arcoíris

Jose Alfredo Jaramillo
Socio Fundador de Jaramillo Abogados
La República Más

Viajando por Norteamérica con la familia, me encontré con cientos de banderas simbolizando el “pride month”. Padre de menores curiosos, me vi avasallado por las constantes e insistentes preguntas sobre el significado de la atractiva bandera de arcoíris, que a nuestro paso parecía exponencializarse, a manera casi, de contaminación visual. En algunas ciudades, incluso en edificios gubernamentales y en general en casi todos los establecimientos de comercio y en particular en grandes bancos y corporaciones, se exhibía la bandera del “orgullo” que se apoderó del arcoíris. Los llamativos colores atraían a mis hijos, e incluso en algunos escenarios de consumo, el de tres años parecía preferente por ellos.

Pensé en múltiples respuestas sobre las líneas de la inclusión, la diversidad, la tolerancia, la libertad, pero ninguna satisfacía los principios y valores de nuestra familia de forma completa y coherente. La bandera últimamente para mí ya no solo tenía el significado anterior, ahora, de cierta forma y parado desde la figura del paterfamilias, también advertía peligro. Es que hoy la bandera también simboliza desnaturalización de los atributos de la personalidad en cuanto al nombre o identidad, cambios de género en niños y niñas vía mutilación y tratamientos hormonales, aparente normalización de la pederastia, hipersexualización, adoctrinamiento escolar, embarazo masculino, baños mixtos e inseguros a los menores, boxeadores transgénero, colectivismo, entre otras que amenazan la integridad física y moral de los niños.

Las preguntas de ellos, y la cara de interrogante de mi esposa, me despertaban la curiosidad de análisis frente al mercado, mientras me tenían sudando petróleo. ¿Será que el consumidor norteamericano se siente afín al “pride” incluso para determinar su disposición de compra por sobre aquellos productos que no ondeen la bandera? Pero si ya Disney con su constante contenido Lgbtiq+, había perdido billones en bolsa, igual que Netflix, y Budweiser con la publicidad de su cerveza millones en ventas. Finalizando mi periplo concluí que la respuesta la tenía el capitalismo que tanto “detestan” los progresistas, y que la implementación de la inclusión es un asunto de maximización de márgenes de utilidad.

Es que las empresas que adoptan políticas de inclusión y pintan su actividad con los colores del arcoíris, estarían logrando contratar y retener mejor talento humano, ya que acceden a un universo más amplio de candidatos, maximizan la capacidad productiva y compromiso del empleado, mejoran la reputación empresarial atrayendo inversión, mejoran los indicadores económicos frente a sus competidores, obtienen mejores oportunidades de mercado, evitan litigios por discriminación y obtienen mejores puntajes de cumplimiento legal, según ChatGPT… Añado yo que todo lo anterior redunda en mejores condiciones y más opciones de crédito para los del “pride”, algo así como una discriminación positiva, frente a los que operan según una línea política más conservadora. El “pride” es moda por una cuestión del capital, y habrá que ver qué tantos de los agentes del mercado honran el orgullo y que otros están “gaywashing” su actividad, tal y como lo hicieron con el “greenwashing”.

En línea con todo lo anterior, y al ver que ya el tiempo se me acababa en el marco de una manifestación de ciclistas desnudos en Toronto, que promovían bajo el lema “less gas, more ass”, una lucha contra los combustibles fósiles, resolví. Hijos, la bandera del arcoíris simboliza peligro, como cuando vas a la playa y algunas te señalan animales y corrientes peligrosas.

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