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Detrás de cada gota de combustible que recibimos en nuestros vehículos, hay una historia por contar…
La distribución mayorista es un servicio público que se percibe en su fase final cuando tanqueamos el vehículo y pagamos por ese tanqueo. Lo que pocos ven es que detrás de ese proceso hay una compleja travesía y distintos actores que hacen parte de una cadena de suministro que requiere una minuciosa planeación, articulación y coordinación.
El desafío operativo comienza tres meses antes cuando le definimos a nuestros proveedores (refinadores) los volúmenes que proyectamos vender a nuestros clientes. Este cálculo comprende la sumatoria por estación, por producto, por ciudad y por planta de abastecimiento.
Terpel dispone de 31 plantas de abastecimiento de las cuales 16 están conectadas a una red de poliductos que conducen desde las refinerías el vital producto. Las refinerías bombean ordenadamente los productos en el tubo y aquí es muy importante la sincronía para que todas las plantas tengan el producto a tiempo, completo y con la calidad requerida. El diesel, la gasolina y el combustible de aviación que deben llegar el domingo a Cali o a Neiva, inician su recorrido desde el lunes anterior. Tal cual como funcionaría un tren continuo cargado con vagones de distintos productos, un vagón empuja a otro dentro del tubo desde que sale de la refinería hasta su destino final y durante el recorrido va descargando en las plantas conectadas la cantidad solicitada.
Pareciera simple, pero los imprevistos están a la orden del día. Un daño o una parada fuera del programa desarreglan la cadena. Si por alguna razón quien debe recibir el producto no puede hacerlo, el tubo se detiene y afecta los que vienen detrás y que deben hacer enormes esfuerzos de coordinación para solucionar la contingencia.
En otras palabras, si el tren no llega a tiempo al punto programado, la planta se queda sin producto afectando el suministro. Aquí comienza la segunda parte de la historia. Desde las plantas de abastecimiento donde se reciben los productos enviados por las refinerías y se efectúan mezclas con Biocombustible, se despacha en camiones el producto a las estaciones de servicio en todo el territorio nacional. Las estaciones tienen la misión vital de llevar el producto al consumidor final.
En esta segunda parte intervienen nuestros transportistas. Ellos deberán usar 700 camiones que deben recorrer unos 5 millones de kilómetros por mes para cumplir su misión: llegar con el combustible a las estaciones de servicio. Estos carrotanques llevan la energía necesaria para que cada ciudad, cada municipio, cada departamento esté en permanente movimiento. Llegar al destino es el objetivo. Incluso en situaciones adversas que afectan el tránsito: derrumbes, bloqueos viales, accidentes, afectaciones del orden público, desastres naturales y fragilidad de la infraestructura son algunos de los obstáculos que se deben sortear.
Es gracias a la robusta actividad de los mayoristas en la cadena de combustibles que los territorios del país se conectan y tienen la posibilidad de mover a las personas y a los distintos sectores de la economía. El compromiso de Terpel como aliado país nos permite trascender a través de esta actividad que nos honra y da sentido a nuestra razón de ser desde hace más de 50 años: servir a los colombianos.
Los invito a que como sociedad podamos rodear el extraordinario esfuerzo que miles de personas despliegan en esta cadena de servicio y logística para que cada gota de combustible llegue a su destino.