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El 18 de diciembre anterior, durante la ceremonia de ascensos de oficiales de las fuerzas militares en la Escuela de Cadetes José María Córdova, el Presidente de la República afirmo que: “cae el homicidio, cae la masacre, cae el número de víctimas de las masacres, cae el secuestro, caen la mayor parte de los delitos…..”. Frente a los crímenes a que se refirió el Presidente, es bueno anotar que hacía referencia a delitos cometidos hasta el 30 de noviembre de 2024.
Referente al secuestro, crimen de lesa humanidad que durante el gobierno anterior del presidente Duque promedió 145 secuestros anuales, según cifras oficiales del Ministerio de Defensa, registramos las siguientes estadísticas actualizadas para este periodo: según el mismo Ministerio de Defensa para 2022, la cifra ascendió a 194 secuestros, para 2023 según la misma fuente, la cifra de secuestros fue de 314, y para el periodo comprendido entre el 1 de enero y 30 de noviembre de 2024, la cifra registró 278 secuestros.
Los datos anteriores son una muestra de que el secuestro no da tregua y no es un secreto que este crimen de lesa humanidad no siempre es denunciado, pues el miedo de poner en riesgo la vida del secuestrado lleva en innumerables ocasiones a sus familiares a negociar su libertad con sus secuestradores.
Colombia ha padecido por décadas este monstruoso crimen y este gobierno no ha logrado que, a cambio de sus generosas posiciones de entrega del cese al fuego contra los terroristas y la prohibición de la erradicación forzada de las siembras de coca, los subversivos cesen el secuestro. Al contrario, empoderados por el negocio del narcotráfico y envalentonados frente a un gobierno complaciente con sus pretensiones en cada negociación, arrecian los secuestros frente a la inerme población civil.
En las estadísticas expuestas aquí, no hemos mencionado aún el tema de los reclutamientos forzados de cientos de niñas y niños, que vienen creciendo de manera exponencial y que constituyen ni más ni menos que secuestros de lesa humanidad contra los niños en Colombia. Es tan monstruosa esta práctica que hace apenas dos semanas las Farc ajusticiaron a 10 niños en el municipio de El Patía - Cauca, delante de sus compañeros, por haber desertado de sus filas. Un día después de estos hechos, el Ejército encontró en una fosa común en Arauca los cadáveres ajusticiados de otros seis niños y niñas también desertores de las filas de las Farc.
Según la Defensoría del Pueblo, en 2022 hubo 30 casos de reclutamiento de menores, en 2023 la cifra se elevó a 184 casos y entre el 1 de enero de 2024 y el 5 de noviembre del mismo año se registraron 282 casos de reclutamiento de menores entre los 8 y 17 años de edad, 50% de estos niños reclutados pertenecen a poblaciones indígenas y afrodescendientes y los departamentos en los que más ha habido reclutamiento de menores son en su orden: Cauca con 212 niños, Valle del Cauca con 16 niños, Putumayo 12 niños, Arauca con 10 niños, y en Nariño y Vaupés, nueve niños en cada uno, el resto en otros departamentos.
Del informe que el presidente Petro presentó el pasado 18 de diciembre frente a distintos crímenes cometidos en Colombia, no hay nada que celebrar, entre otras cosas porque el año aún no termina.
No es claro hablar de “menos secuestros”, cuando se omiten los reclutamientos forzados de niños, que sin duda son secuestros, perpetrados por los grupos Farc, Clan del Golfo, ELN, entre otros, contertulios habituales de este gobierno.