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La indiscutible victoria del líder de izquierda Gustavo Petro, en la segunda vuelta presidencial, abre un nuevo capítulo en el país, que esperamos responda a las expectativas de cambios y nuevos horizontes, de quienes apoyaron sus propuestas, y que a su vez, logre la integración de ese otro lado que no se identifica con su proyecto. Sin lugar a dudas, podríamos decir, que uno de los más grandes desafíos que tendrá el nuevo gobierno será buscar puntos intermedios para reconciliar a los ciudadanos y unirlos en el propósito común de construir una mejor Patria.
Los resultados electorales del pasado 19 de junio demuestran que en Colombia sigue triunfando la democracia, pese a la polarización extrema de los últimos años. Celebramos que los colombianos hayan expresado su voluntad en las urnas de manera soberana, eligiendo a Gustavo Petro Urrego como el nuevo presidente para el periodo 2022 - 2026. También, que por primera vez tendremos como vicepresidenta a una lideresa social afrodescendiente, Francia Márquez, un hecho que nos llena de orgullo por la reivindicación que se le empieza a dar a las minorías.
Pasada la página de la campaña presidencial y con los ánimos más calmados, es el momento de que el presidente electo, junto a su equipo, revalúe y aterrice sus propuestas, de tal forma que transmita señales claras del nuevo rumbo del país, especialmente en materia económica. La promesa de ser presidente de todos los colombianos y no solo de quienes votaron por él, que expresó en su primer discurso, hay que comenzarla a cumplir con la búsqueda de diálogos y consensos en todos los sectores.
En un país como el nuestro, en el que la agenda nacional es muy amplia, solicitaremos al presidente Petro priorizar temas fundamentales y urgentes en las distintas regiones. Los colombianos demandamos de este nuevo gobierno un trabajo incansable con objetivos puntuales para mejorar el acceso a la salud, la educación pública; así como el desarrollo de las regiones, la disminución de la inequidad, el desempleo, la pobreza; la lucha contra las organizaciones criminales, la proliferación de los cultivos ilícitos, entre otros aspectos.
Con Gustavo Petro he mantenido respetuosas discrepancias respecto de algunos temas de país, pero identifico en él una persona inteligente, preparada y muy conocedora, que espero sea capaz de encontrar puntos intermedios para brindarle a todos los colombianos los planes, programas y proyectos que se necesitan.
En mi condición de Senador de la República y como congresista de la Costa Caribe y de las regiones que se sienten en desventaja respecto de las políticas que se originan en el centro del país, respaldaré sin odios ni zancadillas los planes y propuestas que beneficien a los Colombianos, así como también haré el control político frente aquellos aspectos de la mecánica estatal que pierdan el rumbo y no sean consecuentes con lo que esperan las mayorías. Estaremos alerta para prevenir cualquier distorsión en el cumplimiento de las leyes y el respeto por la democracia.
Hoy más de la mitad del país necesita un Presidente que construya una nueva ilusión para volver a creer. Sanar las profundas heridas que existen y unir a los colombianos es el primer paso para recomponer nuestra fragmentada Nación.