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No son desconocidas las preocupaciones que genera en el sector del gas natural el proyecto de la construcción de la planta Regasificadora del Pacífico en Buenaventura, muchas de ellas razonablemente justificadas en el fuerte impacto que tendría el cobro de una sobretasa para los usuarios de gas natural de todo el país y otras más, argumentadas en las dudas acerca de la verdadera conveniencia y necesidad de esta obra.
Además de las reservas probadas que tenemos actualmente en el país, estimadas con vida media útil de 8 años (3,163 Tera Pies Cúbicos), informes de indicadores de Naturgas 2019 y Promigas 2020 revelan un potencial de 54 TPC, que equivalen a 130 años de autosuficiencia de gas, datos alentadores para nuestra competitividad y el fortalecimiento de las inversiones en exploración y producción de hidrocarburos.
Aun cuando el futuro de la industria del gas natural en Colombia es alentador, los esfuerzos por parte del Gobierno Nacional se están enfocando en promover la importación con la construcción de esta nueva planta regasificadora, apelando a la incertidumbre con el argumento de un posible desabastecimiento de gas que está respaldado en cálculos; que no tienen en cuenta la oferta ya existente, ni que todos los años se incorporan nuevas reservas probadas.
Las dudas acerca de las estimaciones presentadas por la Upme aumentan cuando revisamos que ni siquiera se habla de 2027 como fecha para requerir la planta de regasificación. Encontramos que desde 2016 se está alertando sobre una posible pérdida de autosuficiencia en gas natural para 2021, por lo que se evidencia que uno de los principales errores en las aproximaciones que realiza esta entidad es que no se ajusta la máxima capacidad de producción de gas natural a la demanda, de tal manera que cuando realizamos el ajuste, el cruce entre la oferta y la demanda se posterga aún más.
Lo anterior nos lleva a preguntarnos: ¿Son intencionales los errores que está cometiendo la Upme en sus cálculos? ¿Será esta planta un nuevo elefante blanco a costa del bolsillo de todos los colombianos? ¿Realmente el país necesita que se construya una planta regasificadora en el Pacífico? Son muchos los productores de gas que sostienen que las reservas actuales son suficientes para garantizar 10 años de autosostenibilidad, sin embargo el Gobierno insiste en anuncios alarmantes que inquietan al país.
Construir un planta que le costaría a los colombianos más de US$800 millones (incluyendo el gasoducto para conectarla a Yumbo), sin tener la certeza de que será utilizada porque actualmente ya contamos con una planta regasificadora en Cartagena, es absurdo e innecesario. Sobre todo si reparamos en el hecho de que el proyecto sería cobrado en las tarifas de gas natural a todos los colombianos, incluidos los de la Costa Caribe que no se beneficiarán de esta obra.
Cargar a los usuarios residenciales un nuevo cobro en sus facturas de gas sería un retroceso frente al actual aumento de la cobertura, que nos ha llevado a superar los 10 millones de usuarios de gas natural, por lo que en vez de promover la importación de este hidrocarburo, el Gobierno Nacional debe apostarle al fortalecimiento de la industria interna, priorizando el desarrollo de los abundantes recursos que existen costa afuera y en tierra, para así garantizar nuestra autosuficiencia energética.