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Con la fuerza del mar, la naturaleza se está manifestando para reclamar su espacio y recuperar el equilibrio ecológico, arrebatado por la inconsciente intervención del hombre. Esta creciente problemática de erosión en las costas colombianas está causando una fuerte degradación en las playas, que amenaza con su desaparición en algunos sectores críticos.
Los años de ausencia de políticas públicas acertadas para contrarrestar la erosión costera y la implementación de acciones poco efectivas para frenar su avance, han desencadenado una afectación mayor en puntos claves del litoral colombiano. Datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible indican que 40% de la línea de costa en el país (1.400 km) ha sido impactada por la erosión costera, que varía entre los 0,5 y cinco metros por año.
Si bien el comportamiento de una erosión es un fenómeno geológico natural, las intervenciones del hombre con acciones que desconocen el entorno como: la tala de manglares, la extracción de arenas y recursos marino costeros para construcción, y el inadecuado establecimiento de infraestructura, han ido destruyendo los ecosistemas, aumentando la pérdida del terreno costero.
Con la intensificación de estos fenómenos erosivos en el litoral colombiano, se encuentran en riesgo
muchas comunidades, su biodiversidad e infraestructura. También, la economía regional y nacional que se lesiona, tal es el caso de la vía Ciénaga – Barranquilla, que ante un cierre por colapso en este corredor estratégico, produciría pérdidas económicas por encima de los $15.000 millones semanales, además de una gran catástrofe en el componente ecosistémico de la Ciénaga grande de Santa Marta.
La gravedad de lo que ocurre en este corredor vial y el descontrolado proceso erosivo que se vive en otros puntos críticos como Juan de Acosta y Puerto Colombia, en el departamento del Atlántico; la zona costera del departamento de Córdoba; Turbo, en Antioquia; la costa de Riohacha en La Guajira, el Urabá chocoano, el Golfo de Morrosquillo, entre otros, son producto de la falta de coordinación institucional, la escasa planificación, la corrupción y la poca claridad sobre los roles y competencias entre los actores. Muestra de ello es que las millonarias inversiones que se aprueban en cada Gobierno para resolver problemas de erosión costera en estas regiones parece que se las tragara el mar.
Ahora que el Gobierno, en el caso de la vía Ciénaga – Barranquilla, trabaja en entregar “soluciones definitivas” y ha anunciado la inversión de ocho millones de euros (US$9,7 millones) en La Guajira, Magdalena, Córdoba y Antioquia, para recuperar zonas afectadas por la erosión costera, esperamos que estos planes se extiendan a poblaciones de otros departamentos que también se encuentra en alto riesgo. Asimismo que se atiendan los resultados y las iniciativas de acción que dejó plasmado el Gobierno anterior en el Plan Maestro de Erosión Costera, donde se identificaron 86 puntos críticos: 56 en la costa Caribe colombiana, 20 en el Pacífico y 10 en las zonas de islas.
Para lograr una adecuada neutralización del fenómeno de erosión costera en el país, es primordial plantear soluciones basadas en la naturaleza, que ayuden a estimular la protección de los ecosistemas. Urge que se trabaje de manera coordinada en la formulación de alternativas viables y perdurables en el tiempo que nos ayuden a detener la pérdida de playas, que está amenazando nuestros recursos naturales y la economía de las regiones.