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Las complejas problemáticas que, de años atrás, vienen arrastrando los Sistemas Integrados de Transporte Masivo (Sitm) del país, se han convertido en bombas de tiempo que amenazan la movilidad urbana en las principales ciudades. Idear nuevas fórmulas financieras que permitan su rescate será uno de los grandes retos que tendrá el próximo Gobierno. Una tarea que no da espera.
Si bien la crisis de los distintos sistemas son de vieja data e incluso, en algunos casos, se originan de la mala planeación en su concepción, en los últimos dos años, debido a la emergencia sanitaria, los paros y los actos de vandalismo, se han agudizado las dificultades. Hace un año, los sistemas de transporte masivo reportaban sus más altos déficits, y la posibilidad de suspensión de sus operaciones, varios llegaron a hacerlo, debido al duro golpe que representó para sus finanzas la disminución dramática de pasajeros producto de la cuarentena.
La salvación del momento llegó con la asignación de recursos por $976.517 millones, que fueron distribuidos entre los siete sistemas de transporte masivo: Transmilenio (Bogotá), Transmetro (Barranquilla), Metrolínea (Bucaramanga), MIO (Cali), Transcaribe (Cartagena), Megabús (Pereira) y el Metro y Metroplus (ambos de Medellín). Aunque se trató de una medida que ayudó a darle un respiro a los ahogados sistemas, los aportes, que fueron divididos de acuerdo a la metodología establecida por el Gobierno Nacional, han sido insuficientes para superar la profunda crisis financiera y operativa que presentan.
El Transmilenio de Bogotá recibió $733.000 millones, Medellín $153.000 millones y Metrocali, unos $49.000 millones. En el caso del Transmetro de Barranquilla, cuyo déficit operacional reportado en 2021 fue de $45.015 millones, la Nación entregó $14.000 millones, cifra que fue cuestionada por la gerencia del sistema que afirma que la asignación de recursos por parte del Gobierno no fue equitativa, proporcional, ni equilibrada en comparación con los Sitm de las principales ciudades del país.
Mientras los sistemas masivos intentan recuperar a los usuarios que han migrado a otros modos de transporte, los números siguen en rojo y las pérdidas suman más millones. Ante este panorama, se hace urgente buscar nuevas fórmulas para salvar los sistemas masivos, con las que no se afecte el bolsillo de los colombianos. Sería una insensatez sentarnos a esperar a que los Sitm, vuelvan a tocar fondo para salir a apagar el incendio con medidas superficiales.
Una reestructuración integral de los sistemas es clave para evitar el colapso. Se necesita buscar nuevos caminos para que los Sitm logren superar las dificultades económicas y cumplan su propósito de prestar un servicio eficiente, seguro y efectivo a los ciudadanos. No podemos permitirnos retroceder en materia de desarrollo y movilidad urbana, mucho menos tirar por la borda los esfuerzos económicos que se han realizado durante los últimos años para mantener los servicios de transporte masivo.
Queremos que los candidatos presidenciales nos cuenten las propuestas que tienen para rescatar el transporte masivo en el país, este es un debate que necesitamos escuchar para despejar la incertidumbre acerca del futuro de los sistemas.