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El informe del Dane de 2022 sobre la “economía del cuidado” en la Colombia de 2021 es de la mayor importancia. Para el Dane, ‘La Economía del Cuidado’ hace referencia “al trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, relacionado con mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado”. Es decir, en términos estrictos, se habla de actividades que producen bienes esenciales para la familia (y para la sociedad) pero que en esencia no son comercializados y que son “trabajos no remunerados”. Estas actividades conforman el sector del “trabajo doméstico y de cuidado no remunerado”, el (Tdcnr). En el informe se establecen estimaciones precisas de las horas (una especie de cálculo del sacrificio de las horas libres de las personas) dedicados a las diversas actividades de cuidado, la discriminación que sufren las mujeres en ellas [2021 las mujeres aportaron 77,7% del total de horas anuales dedicadas a Tdcnr, mientras que los hombres aportaron 22,3% restante] y, sobre todo, se hace la estimación de lo que se denomina el “valor” del Tdcnr.
Cuando se compara con el “valor” [el informe a veces habla de “valor agregado”] correspondiente a otros sectores de actividades la estimación conduce a un resultado a primera vista impactante, el valor asociado al Tdcnr es mayor al valor de tanto el comercio, la administración pública defensa, educación y salud, y las industrias manufactureras.
La interpretación de esta situación es diversa y el Dane no parece consciente del problema.
Una primera interpretación va a plantear que esto muestra que las actividades del cuidado generan $230,3 billones, algo que sería 19,6% del PIB. De esta manera estaríamos frente al sector productivo más grande en “la creación” de valor económico en la economía colombiana, situación que provoca además la indignación por “descubrir” un valor oculto y no reconocido. Una consecuencia de esta interpretación es la tesis de que su reconocimiento haría aumentar de inmediato 19,6% del PIB y que, por tanto, la riqueza económica per cápita colombiana aumentaría enormemente. Pensando así Colombia sería económicamente más rica de lo que se contabiliza hoy como PIB.
Esta interpretación ni tiene fundamento científico ni se puede sustentar en lo que presenta el Dane. La teoría económica enseña que para que un sector sea creador de valor económico es necesario que sus productos sean mercancías para otros y que lleguen a estos últimos mediante relaciones comerciales. El valor no es una propiedad de las actividades sino de las relaciones con otros. Como bien lo explica el Dane estrictamente el PIB correspondería “al valor de la producción menos el consumo intermedio más los impuestos menos las subvenciones sobre productos”, es decir, en teoría, el agregado de la producción de productos mercantiles transados en la economía.
Este valor existente es una creación de las relaciones económicas y para conocerlos el Dane hace censos entre los agentes productores de mercancías. Este valor no lo determina los observadores de un organismo de estadística. Por tanto, existen en la sociedad sectores o actividades que producen valor económico y otros que no, unos son productivos y otros son estériles o improductivos. No es correcto confundir producir valor y producir bienes necesarios. Los policías y jueces al perseguir los delincuentes producen bienes de altísima utilidad social, la seguridad y la justicia, pero no producen valor, dado que ellos no son vendedores o comerciantes de servicios para la sociedad.
En esta óptica, son improductivos de valor, pero productivos de bienestar. El Dane, en el mismo cuadro anterior, nos dice que el sector de Administración Pública, Defensa, Educación y Salud le cuestan a la sociedad colombiana en $177,6 billones (15,1% del PIB) y la sociedad los paga a partir de los impuestos que son una parte de los excedentes de valor creado en los sectores productivos. Por tanto, si la sociedad tiene necesidad de tener ciertos bienes no mercantiles remunera trabajos para que se realicen las actividades que los ofrezcan y esa remuneración es un gasto de valor y no una creación. Si los gastos de defensa se disminuyen, no se disminuye el valor total creado y registrado en el PIB, sino que aumentan la disponibilidad de impuestos para otros usos o para devolverles a los ciudadanos que los pagaron. Por tanto, decir que el sector de la Administración Pública antes citado es el 15,1% del PIB solo indica que la nación colombiana utiliza esa fracción de su producto para pagar esos gastos, pero no indica que el sector Defensa haya creado 15,1% del PIB. Defender el país es una actividad estéril en valor, pero no en bienes.
A partir de estas consideraciones otra interpretación del informe es posible sin deslegitimar la causa de la igualdad por los tiempos libres y el fin de la discriminación en las actividades domésticas. El sector de la economía del cuidado, el llamado Tdcnr, es improductivo de valor, aunque se productivo de cuidado y productivo de discriminación. Es lo mismo que decía el Dane en 2017 (pero curiosamente ahora no lo repite) en el informe sobre el mismo tema: El cálculo [del valor de Tdcnr] consistió en dividir el resultado de cada valoración sobre el PIB de le economía colombiana en 2017, lo cual no implica que el valor económico del Tdcnr participe en el PIB o haga parte de su composición. Este cálculo se realiza únicamente con el fin de obtener un orden de magnitud…
En efecto, la valoración económica de las actividades domésticas y de cuidado no las hace el mercado porque sencillamente no hay mercado para ellas y los hogares no son empresas.Por tal motivo los expertos (as) estadísticos utilizan valoraciones a partir de la técnica de la imputación, y lo hacen, no para responder a la pregunta ¿Cuál es el valor creado en las Tdcnr y que la sociedad no reconoce?, sino otra totalmente diferente: si hubiera que pagar las horas en cada actividad Tdcnr, ¿qué “orden de magnitud” de valor tuviéramos que poseer para hacer ese pago?
El informe claramente explica cómo hace esa valoración para llegar a un orden de magnitud equivalente al 19, % del PIB. Los estadísticos(as) toman algunas remuneraciones del sector comercial y capitalista y esas remuneraciones se utilizan para imputar o darles arbitrariamente un valor a las horas de Tdcnr. El resultado exacto es: si la sociedad colombiana decide [por ejemplo, para tener más igualdad y tiempo libre] convertir en trabajos remunerados domésticos y de cuidado las actividades Tdcnr, eso le costaría aproximadamente 19,6% del PIB. De la misma manera que hoy el sector Administración Pública, Defensa, Educación y Salud, le cuesta aproximadamente 15,1% y, en consecuencia, si queremos ampliar las matrículas gratis y las coberturas de salud, tendremos que hacer una reforma tributaria para captar una porción mayor del valor de los excedentes económicos de los sectores productivos, quitándoselas a sus propietarios.
En resumen, en economía un valor económico sólo existe cuando las relaciones económicas mercantiles lo crean. Por definición, los Tdcnr crean bienes y discriminación sexual, pero no crean valor económico. El problema político y social es cómo se consigue un valor económico para luchar por la igualdad y el fin de la discriminación sexual, pagando salarios en las actividades domésticas. El Dane indica que habría que utilizar hoy 19,6 % del PIB actual para hacerlo. Los diseñadores de políticas públicas deben proponer los medios para conseguirlos.