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La semana pasada el Dane reveló las cifras del PIB para el primer trimestre de este año. La economía colombiana creció 1,1% durante dicho periodo en comparación con el mismo trimestre del año pasado. La cifra fue menor a las expectativas de muchos analistas: 70% de los pronósticos proyectaba un crecimiento superior a 2%. De hecho, el crecimiento fue incluso inferior, de 0,4% cuando se tiene en cuenta el ajuste por el efecto estacional y calendario.
Usando este mismo ajuste se observa que al comparar el primer trimestre de este año con el último del año pasado, la economía se contrajo 2,4%, casi 10% en términos anualizados, la peor cifra de crecimiento desde que el Dane publica la serie con ajustes estacionales.
Estas cifras muestran el efecto recesivo de la cuarentena. A pesar de que solo seis días hábiles del primer trimestre se vieron afectados por las restricciones a la actividad económica, con esto fue suficiente para que la economía desacelerara su velocidad crucero en términos anuales de 4%, en enero y febrero, al 1% o inferior en todo el trimestre.
El Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) refleja mejor esta frenazo súbito de la actividad económica. EL ISE comenzó el año con un crecimiento anual de 3,7% en enero y se aceleró en febrero con una tasa anual de expansión de 4,6%. Este mejor momento de la economía llegó a su fin en marzo cuando el ISE se contrajo 5% frente a marzo de 2019.
La contracción del ISE en marzo puede ser más informativa que el dato de crecimiento del primer trimestre y augura una contracción histórica en la producción del país durante el segundo trimestre.
Las cifras de marzo también muestran un efecto heterogéneo de los diferentes sectores económicos. Los sectores de actividades artísticas, entretenimiento y recreación, comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida, así como la industria manufacturera tuvieron tasas de contracción superiores a 10% en términos anuales. La agricultura, por su parte, mostró en el mismo período un crecimiento de 5,6% en términos anuales, lo que le permitió expandirse a una tasa de 6,8% durante el primer trimestre de este año frente al mismo período de 2019.
Es muy probable que el dato de actividad económica para el segundo trimestre muestre una contracción muy superior a 6% en términos anuales. Más allá de las preguntas sobre que tipo de recuperación tendremos durante el segundo semestre, los indicadores de alta frecuencia sugieren que el desplome en la actividad económica ya tocó fondo a mediados de abril.
La demanda de energía se ha venido recuperando gradualmente y en la primera semana de mayo caía 3% frente al primero de marzo, cuando en la segunda semana de abril lo hacía a un ritmo de 8%. Indicadores en tiempo real del tráfico en Bogotá muestran una congestión en horas pico esta semana de 35%, superior a 30% de la semana pasada, pero todavía muy inferior a 110% del promedio para 2019.
Esta leve mejora en los indicadores refleja la lenta reapertura de los sectores que han vuelto a operar. Esta recuperación es frágil y depende en buena medida de que se disipe el fantasma de una aceleración de los casos de contagios por covid-19. Adicionalmente, muchos sectores no volverán en en el mediano plazo a la normalidad, porque incluso superada la cuarentena, es previsible un cambio en el comportamiento de los consumidores.