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Es fácil imaginarse que, a John Maynard Keynes le hubiera sido difícil adaptarse a los mosquitos y al clima tropical de algunos países latinoamericanos, dado que buena parte de su vida ocurrió en el lúgubre y predecible clima británico. No obstante, las ideas de Keynes, por el contrario, se han sentido, muy desde el comienzo, a gusto en un continente donde los temas fiscales son recurrentes. Desde la publicación del influyente libro de Raúl Prebisch, Introducción a Keynes, en 1947, la figura del economista británico ha estado siempre vigente en el contexto latinoamericano. La actual coyuntura no es la excepción. Un reciente artículo de prensa, por mencionar solo un ejemplo, afirmaba que 2020 era el año en que “Keynes resurgió para salvar vidas”.
El prestigioso diario económico Wall Street Journal publicó a comienzos de mayo un perfil sobre la ministra de Finanzas de Perú, María Antonieta Alva, donde se reconocía a la funcionaria como la heroína de la actual crisis por su ambicioso plan de expansión fiscal. El editor de dicho periódico para América Latina, David Luhnow, publicitó el artículo en redes sociales con una simple, pero llamativa frase: “John Maynard Keynes meets María Antonieta Alva”, que literalmente traduce, Keynes encuentra a la ministra, pero de forma figurada evoca una relación íntima, un encuentro de almas.
Y sí, la ministra Alva y el Gobierno de Perú han hecho un esfuerzo fiscal sin precedentes para ese país y muy superior al resto de países de la región, e incluso de los países del G-20. El paquete de medidas de estímulo, sumado el gasto público, los alivios tributarios y las garantías estatales, suma 20% del PIB, dos veces más que el promedio de los países emergentes.
No obstante, Perú es tristemente el país con mayor número de muertes por habitante del mundo - con la excepción de San Marino- y fue, dentro de las economías que siguen regularmente lo analistas, la que más se contrajo durante el segundo trimestre de 2020, con un desplome de 30,2% - el doble de Colombia. A pesar del enorme esfuerzo fiscal, la ministra Alva espera que la recuperación en Perú sea más lenta que en Chile y en nuestro país.
Estas cifras no controvierten las ideas keynesianas. Pero sí confirman que el resultado económico de dichas políticas depende de otros factores. La pandemia ha sido especialmente cruenta en Perú, por que encontró a nuestro vecino con un sistema de salud, mayoritariamente público, con una infraestructura relativamente precaria en términos de unidades de cuidados intensivos. Adicionalmente, la baja bancarización, la falta de un sistema de protección social y la baja capacidad de gestión pública hicieron que los giros y transferencias a los hogares, si bien mas generosos que los nuestros, no llegaran a tiempo y con la focalización necesaria para mitigar las fuertes cuarentenas impuestas.
Colombia inició la pandemia con un espacio fiscal muy inferior al de Perú (una deuda pública de 51,6% frente a 26,8% en el país vecino), pero las ganancias en inclusión financiera y formalidad de los últimos años, una mayor capacidad hospitalaria, y la red de protección social, que se expandió rápidamente para incluir programas como el de ingreso solidario y la devolución del IVA, le está permitiendo a nuestro país salir mucho mejor librado del choque, con un paquete fiscal mucho más restringido. Keynes en el complejo trópico.