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Analistas 16/07/2020

La mala hora de América Latina

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

Después de varios años de pobre crecimiento, América Latina se enfrenta a uno de sus peores episodios. El Fondo Monetario Internacional proyecta que la economía de la región se contraerá 9,4% en 2020, con sus dos economías más grandes, Brasil y México, con una caída esperada de 9,1% y 10,5%, respectivamente.

La región se convirtió en el último mes en el epicentro de contagios mundial y si bien las cifras de los últimos días muestran una desaceleración, es incierto cuándo llegará el pico de infecciones. La respuesta errática de muchos gobiernos, como los de Brasil y México, la falta de cultura ciudadana, la alta informalidad laboral, la falta de gestión de las autoridades para ampliar la capacidad de los sistemas de salud y la ausencia de redes de protección social amplias, le han cobrado la factura de diferentes formas a los países de América Latina, hoy enfrascados en políticas de cuarentenas infructuosas y con economías anémicas. Los muertos por habitantes de la región más que duplican los de otras regiones emergentes en Asia o en Europa del Este.

Las autoridades económicas han tratado de mitigar los estragos del choque con políticas monetarias y fiscales expansivas. Los Bancos Centrales de Perú y Chile ha recortado en 175 y 125 puntos básicos sus tasas de interés a niveles cercanos a cero. Colombia, tras un recorte de 175 puntos básicos, todavía tiene un espacio, aunque marginal, para menores tasas. Brasil y México han reducido sus tasas en más de 300 puntos básicos. La respuesta de política no solo se ha limitado a recortes de tasas sino a medidas extraordinarias para proveer liquidez a los mercados financieros. Colombia y Chile han implementado políticas de expansión cuantitativa, comprando títulos privados y públicos en línea con otros países emergentes.

En materia de finanzas públicas, las respuesta ha sido heterogénea y limitada en varios casos por desbalances fiscales previos al choque. Independientemente de los matices, la región tendrá un aumento significativo de deuda. La deuda pública como porcentaje del PIB en 2020 superará 90% en Brasil y alcanzará niveles de 65% en Colombia y 60% México. Algunos analistas anticipan que México y Colombia perderán el grado de inversión en un futuro próximo, sumándose a Brasil, que lo perdió en el segundo semestre de 2015. Esto dejaría a buena parte de los mercados de renta fija de la región en grado especulativo, mientras Argentina y Ecuador están en medio de un tortuoso proceso de renegociación de deuda. Sobra mencionar la implosión de la economía de Venezuela.

Frente a este adverso panorama, América Latina debe avanzar en una agenda de reformas ambiciosas que le permitan acelerar la creación de empleo, reducir la informalidad laboral, promover un mayor ahorro de largo plazo canalizado a inversión productiva y buscar atraer inversiones que busquen diversificar su alta exposición a Asia en las cadenas de producción global. No obstante, en una región que ya mostraba tensiones sociales y políticas el año pasado será difícil evitar que discursos anti empresariales como el de Amlo en México o populistas como el de Bolsonaro en Brasil sean la excepción y no la regla. Es importante que todos pongamos de nuestra parte para que la región retome una senda de crecimiento acelerada, y no que, por el contrario, hagamos que el choque actual termine en otra década perdida.

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