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Mientras la atención de buena parte del planeta se dirigía a la eliminación por penales de Japón y a la goleada de Brasil a Corea del Sur, un equipo de científicos en Estados Unidos del laboratorio Lawrence Livermore en California lograban por primera vez en la historia generar una ganancia neta de energía en un experimento con fusión nuclear. La fecha, 5 de diciembre de 2022, 80 años y tres días después de que Enrico Fermi lograra la primera reacción nuclear en un sitio subterráneo de Chicago.
El resultado del experimento fue anunciado a comienzos de esta semana por la secretaria de energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, y bien podría ser la noticia del año, o de la década, o quedar relegada como un intento más por alcanzar el santo grial en materia de producción energética.
La fusión nuclear es la fuente natural de energía del universo. Cuando sentimos el calor de un rayo de sol estamos experimentando el resultado de la fusión nuclear, donde la presión creada por la masiva gravedad y las altas temperaturas, fusionan constantemente átomos de hidrógeno, produciendo helio y energía. Otras estrellas más lejanas y grandes fusionan materiales más pesados. Los elementos de nuestro planeta son resultado de procesos de fusión nuclear. Como decía poéticamente Carl Sagan, estamos hechos de estrellas.
La fusión nuclear, a diferencia de la fisión, donde elementos radioactivos como el Uranio se descomponen generando energía y desechos tóxicos, es un proceso que no genera casi ningún desperdicio. La combinación de átomos de hidrógeno - en el caso del experimento, isótopos de hidrógeno-, produce energía y helio, el mismo elemento que sirve para llenar globos en las fiestas de cumpleaños. Dicha tecnología contiene la promesa de generar energía no contaminante a diferencia de la energía producida con combustibles fósiles.
De ahí la importancia de la noticia. Es la primera vez que un experimento logra generar más energía como resultado de la fusión, que la que necesita para generar las condiciones adecuadas para que los repelentes átomos colapsen. Lograr que los átomos de hidrógeno se fusionen de manera controlada no es cosa fácil. El laboratorio de Livermore utilizó 192 láseres para alcanzar la chispa adecuada. Los físicos han mostrado su entusiasmo. Lo más escépticos sugieren que los cálculos de la energía neta producida muestran la inviabilidad de la actual tecnología y sugieren que estamos a décadas de tener aplicaciones comerciales.
Es temprano para saber el alcance del experimento, pero la noticia nos debe llenar de optimismo. Se vale soñar con nuevas tecnologías que nos ayuden a solucionar varios de los problemas asociados al cambio climático y a superar nuestra dependencia a los combustibles fósiles. También sugiere que la guerra contra el cambio climático tiene que darse en todos los frentes. La humanidad tendrá que seguir usando combustibles fósiles en la transición energética, buscando precisamente financiar nuevas tecnologías que permitan transformar nuestra matriz de producción y consumo de energía. La transición debe pensarse como un portafolio diversificado de políticas y tecnologías, que permitan al mismo tiempo desarrollar la fusión, hacer uso de energías renovables, impulsar el desarrollo del hidrógeno, y apalancarse en energía nuclear y en los energéticos de transición como el gas natural.