Analistas 24/04/2025

Panorama económico mundial 2025

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

El informe World Economic Outlook (WEO) publicado por el Fondo Monetario Internacional, FMI, esta semana, en el marco de las reuniones conjuntas de primavera con el Banco Mundial, presenta un diagnóstico sombrío del panorama macroeconómico global. Bajo el título “Una encrucijada crítica en medio de la incertidumbre política”, el documento destaca un contexto de desaceleración generalizada, exacerbado por crecientes tensiones comerciales y una elevada incertidumbre en materia de políticas económicas.

El FMI proyecta que la economía mundial crecerá 2,8% en 2025, por debajo de 3,3% estimado para 2024. Esta cifra representa el ritmo de expansión más débil desde la crisis del covid-19, excluyendo periodos recesivos. El organismo atribuye este estancamiento, en gran medida, al resurgimiento del proteccionismo, al endurecimiento simultáneo de las condiciones financieras y a la creciente fragmentación geoeconómica.

Uno de los focos principales del informe es el impacto de las recientes políticas arancelarias adoptadas por Estados Unidos. En respuesta a preocupaciones sobre su déficit comercial y la competencia externa, la administración estadounidense ha impuesto aranceles a una amplia gama de productos y países. Estas medidas han desencadenado represalias por parte de varios socios comerciales, deteriorando el entorno internacional de comercio e inversión. El FMI advierte que estas acciones , y la incertidumbre propia asociadas a las mismas, no solo afectarían el comercio internacional, sino que además están alimentando presiones inflacionarias globales, al encarecer insumos y bienes intermedios.

En este contexto, la economía de Estados Unidos vería reducido su crecimiento hasta 1,8% en 2025, una revisión a la baja respecto de las proyecciones anteriores. Aunque el mercado laboral permanece resiliente, el consumo privado comienza a mostrar signos de fatiga ante el aumento de precios y la persistencia de tasas de interés elevadas.

En Asia, China enfrenta una desaceleración estructural, con una expansión proyectada de 4%, afectada tanto por la caída de la demanda externa como por la transición hacia un modelo económico menos dependiente de las exportaciones y el apalancamiento inmobiliario. Las tensiones comerciales también afectan de manera asimétrica a otras economías emergentes: mientras algunas logran beneficiarse de la relocalización de cadenas de suministro, otras se ven perjudicadas por la contracción del comercio global y las condiciones financieras más restrictivas.

Un elemento destacado del WEO es la revisión de las proyecciones inflacionarias. Aunque la inflación global muestra una tendencia descendente, los efectos de segundo orden derivados del proteccionismo están forzando revisiones al alza, especialmente en economías avanzadas. En respuesta, varios bancos centrales mantienen posturas monetarias restrictivas, lo que restringe el margen para impulsar la demanda agregada a través de políticas convencionales.

El informe también subraya los riesgos latentes. Entre ellos, destaca el peligro de una mayor fragmentación del sistema económico global, que podría generar “bloques económicos” con estándares regulatorios y tecnológicos divergentes. Asimismo, el FMI identifica vulnerabilidades financieras acumuladas durante años de bajas tasas de interés, que podrían manifestarse con mayor intensidad si el crecimiento continúa debilitándose.

Frente a este entorno desafiante, el FMI insta a una mayor coordinación multilateral y a la necesidad de políticas fiscales focalizadas, sostenibles y contracíclicas. Recalca también la importancia de fortalecer los marcos institucionales, promover la inversión pública productiva y asegurar una transición justa y eficiente hacia economías más resilientes y sostenibles. Para el FMI, el futuro de la estabilidad macroeconómica dependerá, en gran medida, de la capacidad de los países para reconstruir consensos y restablecer la cooperación internacional.