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Los economistas y operadores financieros en Estados Unidos llevan varios meses esperando la materialización de una recesión que aún no llega. Los modelos económicos sugieren que, como resultado del aumento acelerado de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, la contracción de la demanda agregada debería generar una disrupción en la producción y el mercado laboral, y por tanto inducir una caída en la actividad económica.
Por otro lado, los tesoreros y financieros llevan meses esperando una recesión anticipada como resultado de la inversión en la curva de rendimientos. La curva de rendimientos muestra la relación entre las tasas de interés y los bonos a diferentes plazos. Usualmente, la curva de rendimientos tiene pendiente positiva, lo que significa que los bonos a largo plazo pagan tasas de interés más altas que los de corto plazo, en compensación al mayor riesgo asociado a su mayor extensión en plazo. Desde 1970, todos los episodios recesivos de la economía de Estados Unidos han estado precedidos por una inversión en la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense: unas tasas en el papel de 2 años superiores a las del título a 10 años. Esta semana, la tasa de los tesoros a dos años bordea 4,9%, mientras que los de 10 años se encuentran en 3,9%, una diferencia de 100 puntos básicos (un punto porcentual).
Es probable que cuando se publique esta columna, la Reserva Federal haya aumentado 25 puntos básicos en su decisión de fin de mes. Un incremento que muchos analistas esperan sea el último, poniendo la tasa de corto plazo en un nivel de 5,5%. Las tasas de largo plazo se mantienen en niveles más bajos a la espera de que el crecimiento nominal de los Estados Unidos se reduzca. Esto significa que la economía debería crecer menos y la inflación debería ceder. La interpretación usual de la inversión en la curva de rendimientos descansa en el primer componente: una curva invertida anticipa menor crecimiento.
No obstante, y hasta ahora, la economía de Estados Unidos sigue mostrando una inercia importante en materia de crecimiento, con un mercado laboral excepcionalmente dinámico. Recordemos que la tasa de desempleo en dicha economía alcanzó 3,6% en el mes de junio. Otros indicadores, en particular en el mercado de vivienda, si bien muestran el perjuicio causado por el aumento en las tasas de interés, siguen siendo en su mayoría saludables, mostrando la resiliencia de la economía norteamericana.
La mayoría de los grupos de análisis económico de bancos privados han revisado a la baja en las últimas semanas la probabilidad de ocurrencia de recesión para los próximos meses. La semana pasada, el equipo de investigaciones económicas de Goldman Sachs redujo la probabilidad de recesión de Estados Unidos para el próximo año a 20%. Otros grupos, incluido JP Morgan, el banco más grande de Estados Unidos, ven ahora con una probabilidad alta un escenario de aterrizaje suave en la economía norteamericana, a pesar del apretón monetario
La revisión a la baja de la probabilidad de una recesión en Estados Unidos ha tenido un efecto positivo en el sentimiento de los mercados, impactando positivamente los activos de riesgo y las monedas emergentes, incluido el peso. La incertidumbre no obstante persiste. Y las causas de la resiliencia en crecimiento, en contravía del análisis convencional, están aún por entenderse.