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La semana pasada se conoció el texto del borrador de la reforma pensional. Es posible que una vez esta columna se publique tengamos una nueva versión, una vez se radique la propuesta definitiva en el Congreso. Es bien sabido que el sistema pensional colombiano tiene múltiples problemas de diseño y por lo tanto existe una oportunidad significativa de mejora.
El texto conocido la semana pasada tiene avances frente a algunas de las ideas discutidas en meses previos. En primer lugar, incluye un pilar solidario congruente con la realidad fiscal del país. El borrador habla de un programa de transferencias a la población adulta de más de 65 años en condiciones de pobreza y vulnerabilidad con base en la línea de pobreza extrema de 2024, actualizable cada año con base en la inflación causada. Estas transferencias, con dicha población objetivo y un valor de aproximadamente $223.000, tienen un costo cercano a 0,5% del PIB - la mitad de la propuesta original, que lucía difícil de financiar.
Otro elemento de moderación tiene que ver con el umbral del pilar contributivo en su componente de prima media, de 3 salarios mínimos en el texto preliminar, y no de 4, como se sugería inicialmente. Esta moderación es bienvenida, pero insuficiente. Un pilar público de reparto con cotizaciones por los primeros 3 salarios mínimos de los afiliados, absorbería aproximadamente nueve de cada 10 trabajadores y una proporción similar de los flujos. Esto disminuiría de manera importante el ahorro pensional al hacer que casi todos los trabajadores estuvieran bajo un régimen de prima media, con grandes efectos fiscales en el mediano y largo plazo.
El efecto en el erario no solo estaría asociado al pago de las mesadas de los jubilados en este pilar, con tasas de remplazo superiores a 64%, lo cual implica subsidios importantes a todos los cotizantes que logren la edad y las semanas requeridas, sino también al costo de remunerar los aportes de muchos de los trabajadores que desafortunadamente no lograrán jubilarse. Población que, entre otras, incluye a la mayoría de los trabajadores de nuestro país, dada la alta informalidad laboral. La remuneración de dichos aportes que podría ser de 4% de interés real tiene un costo fiscal alto bajo un pilar de reparto.
Un umbral del pilar contributivo más bajo, de 1,5 salarios mínimos, por ejemplo, haría que los subsidios a los trabajadores que logren jubilarse sean menores, incluyendo aquellos que tendrían pensiones altas, y que los trabajadores que no cumplan con los requisitos de pensión y terminen en el pilar semicontributivo tengan un nivel de protección social financiando parcialmente por los retornos conseguidos por la gestión financiera de sus cotizaciones en exceso de 1,5 salarios mínimos.
Finalmente, un elemento, antes no previsto pero incluido en el texto, que resulta conveniente es la creación del Fondo del Ahorro del pilar contributivo. Bienvenido el componente del ahorro para mitigar los efectos fiscales de la implementación del pilar contributivo de prima media y otras contingencias y pasivos del sistema. No obstante, frente a este aspecto el texto del borrador tiene poca claridad. Acá será muy importante crear la institucionalidad adecuada donde los criterios financieros de inversión con vocación de mediano y largo plazo prevalezcan, evitando la tentación de que dicho Fondo se vuelva más adelante dinero de bolsillo del gobierno de turno.