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El inicio de un nuevo año es propicio para hacer alguna lista estereotipo de nuevos propósitos: las resoluciones del nuevo año. Por alguna razón misteriosa es inevitable hacerlo y casi todos, de cierta forma, terminamos con una lista de renovadas intenciones. El mundo, como un todo, tiene una lista importante, no tanto de intenciones, sino de resoluciones. El año 2024 será recordado como un año resolutorio.
Empecemos por la más importante y quizás conocida: 2024 será eminentemente un año electoral. Países que cuentan con más de la mitad de la población mundial, verán a sus ciudadanos en las urnas en 2024.
No todas las elecciones serán libres y democráticas, ni todas serán para elegir autoridades de orden nacional, pero 2024 será un año histórico en el ejercicio electoral. En términos de números, las elecciones generales en India, que ocurrirán entre abril y mayo, serán de lejos la más importantes. Recordemos que, en las últimas elecciones de 2019 en dicho país, había 911 millones de personas registradas para votar.
Por otro lado, la elección presidencial en Estados Unidos durante noviembre será las más relevante a nivel global y la que más atención acaparará. En el preámbulo, el drama político y legal relacionado con la posibilidad de una nueva elección de Donald Trump, ya recibe plena atención de todos los medios. En nuestra región, México tendrá elecciones presidenciales en junio, bajo el prospecto de que quizás nuestro vecino tenga por primera vez en su historia una mujer presidente. Brasil tendrá elecciones regionales, mientras Argentina estrena nuevo gobierno y Uruguay escoge nuevo presidente. Un año de resoluciones electorales.
Adicionalmente, es probable que en 2024 tengamos resolución frente algunos de los conflictos militares de naturaleza internacional. La guerra en Ucrania, que tristemente se ha vuelto parte del paisaje noticioso, bien podría extenderse más allá de este año, pero el agotamiento del conflicto sugiere que las potenciales globales, Estados Unidos y China, promoverán alguna salida negociada. Algo similar debería ocurrir con el actual conflicto en Gaza.
En lo económico, 2024 debería ser el año del final del choque inflacionario a nivel global y de la resolución de la incertidumbre frente a una eventual recesión en Estados Unidos. Los mercados financieros estuvieron el año pasado vigilantes e intranquilos frente al escenario de una crisis económica en Estados Unidos, que finalmente no ocurrió, y cuyo drama se ha extendido a 2024, pero con menor intensidad.
En lo local, Colombia tendrá un año difícil en materia económica, que tendrá como paliativo el descenso gradual de la inflación y de manera rezagada de las tasas de interés. Es probable que el segundo semestre luzca mejor que el primero, ya que el comienzo del año estará marcado por una inflación todavía en niveles altos y una inercia floja en materia de crecimiento.
La resolución más importante de este año en Colombia tendrá que ver con la agenda de reformas.
Después de varias largas, el país sabrá si la reforma a la salud, la pensional y la laboral, cuentan con el suficiente apoyo de los partidos tradicionales en su trámite legislativo. La suerte de estas tres iniciativas también dictará el destino de otras reformas planteadas por el Gobierno. Esperemos que las resoluciones globales y nacionales nos conduzcan a buen puerto en 2024. Un buen comienzo de año a nuestros lectores.