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ANALISTAS 25/09/2024

COP16 y Biodiversidad. Las universidades en defensa de la vida

José Ismael Peña

Del 21 de octubre al 1 de noviembre próximos, el mundo fijará su atención en nuestro país, particularmente en Cali en la 16 Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, COP16. Es la cumbre de biodiversidad más importante del planeta.

El convenio tiene cuatro objetivos fundamentales. Detener la extinción inducida por los seres humanos de las especies en peligro de extinción. El uso sostenible de la diversidad biológica y la contribución de la naturaleza a la especie humana. El reparto y acceso equitativo de los beneficios en la utilización de la información y los recursos genéticos. Hacer esfuerzos para subsanar el faltante estimado en US$700.000 millones anuales, durante 10 años, para lograr estos objetivos.

En la COP16 se evaluarán los avances de 196 países que se comprometieron a lograr los objetivos mencionados para 2050 y los progresos en 23 metas que buscan detener y revertir la pérdida de biodiversidad a 2030.

El liderazgo lo tienen los gobiernos. Colombia, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, ha definido y presentará los cuatro objetivos prioritarios para el país en concordancia con los objetivos globalmente acordados.

Las instituciones de educación superior, IES, tienen un papel fundamental en el logro de estos objetivos. Debemos facilitar la creación y fortalecimiento de los grupos de investigación que construyen críticamente conocimiento para definir acciones eficaces para detener y revertir la extinción de especies vivas. Menciono el trabajo del Doctorado en Pensamiento Ambiental de la Universidad Nacional, Unal, en Manizales.

Las IES forman profesionales quienes además de tener información, deberán ser conscientes que en su actuar profesional y ciudadano aumentan o disminuyen el riesgo de extinción de especies. Y no solo es tarea de biólogas(os). Todas las profesiones están involucradas.

Las IES también realizan una importante labor en extensión. Deberán ayudar en la actualización de profesionales para construir formas adecuadas de trabajo y comprender sistémicamente su responsabilidad frente al mantenimiento de la biodiversidad. También deberán apoyar la definición de proyectos de protección a la biodiversidad y reducción del impacto ambiental de las organizaciones.

Ascun, Suma en Manizales, el G8 en Medellín, el G10 y Connect a nivel nacional deberían definir sus propios objetivos y metas para que todo profesional comprenda los procesos ecológicos, la biodiversidad, los ecosistemas y sus interrelaciones. Así como la gestión eficaz de los recursos naturales, incluyendo el agua, el suelo y los bosques. Además de conocer las normas para la protección de la biodiversidad, deberán dominar sistemas de información y de modelización ecológica para manejar la información disponible. Deben diseñar y realizar investigaciones para generar conocimiento desde todas las disciplinas que faciliten la toma de decisiones basadas en evidencia.

El trabajo de largo plazo, transdisciplinar e interorganizacional es fundamental. Como ejemplo, los invito a conocer el trabajo de la Unal en la Estación Roberto Franco donde científicos y técnicos de varias disciplinas con esfuerzos de Unillanos, ONG, Parques Nacionales, Fuerzas Armadas y la alcaldía de Villavicencio han rescatado de la lista de especies en peligro de extinción al Cocodrilo del Orinoco.

Un método de formación profesional muy efectivo en esta tarea será tema de otra columna. Se trata del aprendizaje basado en problemas y proyectos o ABP, que la Unesco recomienda para formar a quienes van a enfrentar este y otros grandes retos de la humanidad en el futuro inmediato.

La COP16 es una oportunidad para posicionar este llamado, es tiempo de poner el conocimiento al servicio del más grande reto que enfrenta la humanidad, la lucha contra el cambio climático.

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