PROGRAMA: COMMENT LR
ANALISTAS 22/03/2025

Inteligencia artificial generativa en educación superior, reto para las instituciones

José Ismael Peña

En el proceso de inscripción de asignaturas de este semestre, un estudiante preguntaba, en un grupo cerrado de WhatsApp, cómo podía inscribir 18 créditos académicos en un semestre. Siendo estrictos, eso equivale a asistir a clases y realizar trabajos durante 54 horas por semana. Hasta donde yo lo conocía, el estudiante también trabaja en mantenimiento de redes. Después de ires y venires surgió en la conversación que era posible tomar tal cantidad de asignaturas y salir avante en las calificaciones y sus otros compromisos gracias a la utilización de herramientas de inteligencia artificial generativa (IAG).

Hace un par de años, cuando se comenzó a popularizar el uso de ChatGPT, algunas instituciones educativas prohibieron su uso, mientras que otras lo motivaron promoviéndolo en procesos de enseñanza aprendizaje. Sin embargo, la política de prohibición fue mayormente criticada por los académicos por ser insostenible y contraproducente dado que, en el futuro inmediato, dominar tales herramientas será una de las habilidades necesarias y complementarias para trabajar y vivir en un mundo global, complejo, volátil, ambiguo y altamente tecnológico.

El pasado 26 de febrero, el Instituto de Política de Educación Superior del Reino Unido publicó un informe donde se afirma que 92% de los estudiantes universitarios del Reino Unido utiliza alguna herramienta de IAG para comprender conceptos, resumir artículos o libros, resolver problemas, armar presentaciones y generar textos para los ensayos y trabajos escritos.

Esto nos lleva a pensar que mientras gran parte del estudiantado rápidamente saca provecho de todas las herramientas a su alcance, con poca reflexión y conciencia sobre la integridad académica y sus usos éticos, en nuestras instituciones no se evidencia que estos temas sean parte del debate académico. Es preocupante que no todos los docentes estamos preparados para comprender y asumir el reto que su uso implica en los procesos de formación incluyendo los de retroalimentación y diversos tipos de evaluación. Falta también preparación para comprender las oportunidades, pero también los riesgos éticos, de dependencia excesiva, de sesgo en los algoritmos, de información fraudulenta para engañar a las herramientas de IAG y los riesgos de privacidad y seguridad de la información que para el ejercicio de la profesión y para la sociedad esa tecnología conlleva.

Es un hecho que la tecnología está transformando de manera acelerada los procesos de formación y de investigación. Y será un hecho que las universidades cambiarán radicalmente. Mucho de lo que hoy se estudia en la universidad será aprendido fuera de ella. Se aprenderá en la industria o en el trabajo con tecnologías basadas en IA. En la universidad, seguirá siendo primordial la formación en habilidades blandas, pensamiento crítico, pensamiento sistémico, trabajo en equipo, empatía para adaptarse a equipos globales multiculturales, y sobre todo formar buenos seres humanos, buenos ciudadanos, buenos cuidadores del otro, incluyendo el cuidado de todas las formas de vida y del planeta mismo. Y son las humanidades y las ciencias sociales las que tendrán un papel mucho más preponderante en la educación superior. Debemos formarnos para trabajar de manera más interdisciplinaria y transdisciplinar. Solo en el trabajo armónico de todas las ciencias y las artes, pero sin descuidar una sólida formación matemática y en lecto escritura se formarán los científicos, los innovadores, los emprendedores y los líderes y lideresas que transformen y construyan la sociedad del futuro. Una sociedad distinta a la que estamos viviendo, donde cada uno se cree depositario de la verdad y con violencia y odio trata de imponerla. De no hacerlo, en su lugar, como afirmó Martha Nussbaum en Sin fines de lucro, “en breve produciremos generaciones enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales con la capacidad de pensar por sí mismos, poseer una mirada crítica sobre las tradiciones y comprender la importancia de los logros y los sufrimientos ajenos. Y por ende, agrega, la democracia a escala mundial estará en serio peligro.

La corrupción parece imparable y las discusiones racionales, bienintencionadas, con perspectiva de futuro del planeta y de la sociedad son reemplazadas por fake news y gritos desde las bodegas de las redes sociales. El sistema educativo debe dejar de afirmar que “somos el reflejo del país” para transformarnos en un sistema que sea la luz que guíe el país en estos momentos de oscuridad.

El asunto es muy complejo y no podrá ser tratado por una sola institución. Debemos abordarlo como sistema de educación superior donde debemos definir una agenda colaborativa para construir políticas y directrices claras para el uso de la IAG, que construya un programa de formación docente que incluya sus capacidades, potencialidades, limitaciones, así como en herramientas para temas particulares en las distintas ciencias y disciplinas que facilite la incorporación de la IAG en un nuevo rol docente y de investigación.

En esta línea de acción, es muy pertinente la Jornada Pedagógica Coliger 2025 “Toute la magie du français” que el 28 de marzo incluirá un taller dedicado a la “magia de las inteligencias artificiales generativas para el curso de Francés Lengua Extranjera, y sus límites!” . En ese taller, el profesor de francés Gustavo Herrera, un apasionado por la integración del teatro en clase, nos compartirá cómo él integra el teatro con las tecnologías buscando una pedagogía activa y creativa.