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Los accidentes viales han dejado 6.151 víctimas fatales entre enero y septiembre de este año; de éstas, 3.821 eran usuarios de motos, 1.273 peatones y 438 usuarios de vehículo, según las estadísticas de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Los esfuerzos de la agencia y el de las demás partes involucradas deben conducir a reducir esas cifras.
Los elementos que afectan la siniestralidad están bien identificados e incluyen a los vehículos, las velocidades, la infraestructura, el comportamiento de los usuarios de la vía, además de la rapidez y eficiencia del servicio de atención a víctimas.
En un país de ingresos medios, la renovación de vehículos no se produce tan rápido como debería. A pesar de las inspecciones técnicas, muchos conductores descuidan el mantenimiento de sus vehículos, lo que resulta en accidentes debido a problemas con los frenos, dirección o suspensión. Esto es especialmente notorio en vehículos de transporte de pasajeros, carga y construcción, algunos de los cuales ya deberían haber sido retirados. Lo que se ve en las calles contrasta con lo que se exhibe actualmente en la feria del automóvil: vehículos más eficientes, ecológicos y seguros.
La velocidad excesiva en las carreteras es un factor clave en la alta tasa de accidentes de tránsito. Cuando los conductores superan los límites de velocidad segura, aumenta significativamente el riesgo de colisiones graves. La reducción de la velocidad y el cumplimiento de los límites de la misma desempeñan un papel crucial en la disminución de la accidentalidad en las carreteras.
En cuanto al comportamiento de los conductores en Colombia, a pesar de la profesionalización de los centros de enseñanza automovilística, todavía es común ver que muchos usuarios no respetan las normas básicas de tráfico. Se observan situaciones como buses recogiendo pasajeros en lugares prohibidos, vehículos estacionados en zonas no permitidas y bicicletas circulando en sentido contrario, además de la forma caótica de desplazamiento de muchos motociclistas.
En cuanto a la infraestructura vial, el proceso de diseño y evaluación de la seguridad vial es fundamental. En este proceso, se modelan los efectos de diferentes curvas y pendientes de la carretera, así como las estructuras cercanas que influyen en la conducción. En el proceso se mejoran el diseño geométrico y de paisajismo adyacente a la vía. Durante la construcción, se refinan estos aspectos y se realizan auditorías finales para ajustes, como la instalación de barreras, señalización o reductores de velocidad.
La organización internacional iRAP, que significa “International Road Assessment Programme” o Programa Internacional de Evaluación de Carreteras, se enfoca en mejorar la seguridad vial a nivel mundial a través de la evaluación y mejora de la infraestructura vial. Su objetivo principal es reducir las lesiones y muertes en accidentes de tráfico.
iRAP utiliza una medida objetiva del nivel de seguridad que está integrado en la carretera y que influyen en el riesgo para los ocupantes del vehículo, motociclistas, ciclistas y peatones.
El sistema de calificación asigna entre 1 y 5 estrellas de acuerdo al riesgo; las carreteras de 1 estrella tienen riesgo más alto y las carreteras de 5 estrellas el riesgo más bajo.
En Colombia se evaluaron alrededor de 11.000 kilómetros de vías de primer orden (5% del total de carreteras) bajo la metodología iRAP en 2013, obteniendo un puntaje promedio de dos estrellas.
El plan nacional de seguridad vial vigente (2022) incluye objetivos específicos, como el de gestionar las condiciones de riesgo en la infraestructura vial. Una de las acciones claras para este fin es la de implementar el programa de auditorías, inspecciones y evaluaciones de seguridad vial, para identificar los riesgos en los tramos de infraestructura priorizados. Como resultado, se identificarán las acciones de mejora para mitigar los riesgos, teniendo especial consideración a los actores viales más vulnerables.
Las preocupantes estadísticas de accidentes de tránsito en Colombia nos instan a la acción. Para revertir esta tendencia, es crucial fomentar la conciencia no solo entre los usuarios de la vía, sino también entre los propietarios de vehículos y aquellos encargados de la infraestructura vial. La seguridad vial debe ser una prioridad compartida para así salvar vidas.