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ANALISTAS 28/06/2024

Inversión en resiliencia

José Joaquín Ortiz García
Presidente de Joyco

El reciente cierre total de la vía entre los municipios de Macanal y Santa María, en la Transversal del Sisga, debido a deslizamientos de material rocoso y pérdida de banca por las altas precipitaciones, es un ejemplo claro de cómo el cambio climático está impactando la infraestructura vial en Colombia. Este incidente subraya la urgente necesidad de evaluar y fortalecer la resiliencia de nuestras infraestructuras ante los eventos climáticos extremos que se están volviendo cada vez más frecuentes y severos.

Para enfrentar estos desafíos, es esencial contar con metodologías robustas que permitan identificar y cuantificar los riesgos climáticos, así como planificar y priorizar las inversiones necesarias. En este contexto, el Physical Climate Risk Assessment Methodology (Pcram), desarrollado por Mott MacDonald a través de la Coalición para la Inversión en Resiliencia Climática, una iniciativa apoyada por Naciones Unidas, se presenta como una herramienta avanzada que ofrece una mejora sobre los métodos cualitativos existentes para medir y construir resiliencia. El Pcram ha sido diseñado para mejorar la consistencia en la evaluación de riesgos, proporcionar un lenguaje común entre las industrias de infraestructura y financiera, y demostrar los beneficios de invertir en resiliencia.

En detalle, las técnicas del Pcram evidencian beneficios tangibles en la evaluación del riesgo climático y en la mejora de la resiliencia de la infraestructura en diversas partes alrededor del mundo. Proyectos de energía renovable que enfrentan sequías y ciclones, así como vías y sistemas ferroviarios que sufren los impactos de las inundaciones, han utilizado este enfoque con éxito.

Esta metodología ayuda a prevenir interrupciones, proteger inversiones y garantizar que las comunidades puedan seguir prosperando. Cabe mencionar también que el gobierno del Reino Unido ha invertido en el Pcram para mejorar aún más su método y fomentar su adopción.

Además del Pcram, la norma ISO 14090 se ha desarrollado para proporcionar un enfoque coherente en la evaluación de riesgos climáticos y la adaptación. Esta norma establece directrices para que las organizaciones evalúen los riesgos asociados al cambio climático y desarrollen planes de adaptación efectivos. Sin embargo, es fundamental que cada país adapte estas técnicas a sus particularidades específicas, ya que las condiciones climáticas, geográficas y socioeconómicas varían considerablemente de una región a otra.

El documento ‘La red vial primaria de Colombia frente al cambio climático’, publicado en 2015, abordó por primera vez la vulnerabilidad de la red vial primaria del país ante el cambio climático, utilizando una metodología multidimensional basada en modelos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Analiza más de 16.000 km de vías divididos en 306 tramos, y evalúa 20 indicadores que explican el riesgo a partir de la vulnerabilidad, la exposición y la amenaza. Los resultados de este análisis permiten identificar las principales zonas de riesgo y proporcionan una base sólida para la toma de decisiones informadas y estratégicas.

Es destacable que este es el primer ejercicio de su tipo a nivel nacional, en el que se ofrece una visión general y detallada de las áreas de mayor y menor riesgo climático hacia 2040. El informe resalta que la adaptación al cambio climático requiere de indicadores específicos que varían según la región y el tramo vial analizado, y proporciona insumos valiosos para que las autoridades y profesionales del sector vial tomen decisiones informadas, prioricen inversiones y orienten sus políticas y acciones para crear una infraestructura más resistente y duradera.

Es imperativo que las entidades encargadas de la infraestructura vial en Colombia, como el Instituto Nacional de Vías (Invías) y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), encarguen estudios de vulnerabilidad climática que utilicen metodologías como el Pcram y los estándares ISO. Estos estudios deben informar la asignación de presupuestos y la planificación de proyectos para fortalecer la resiliencia de la red vial. Solo a través de una evaluación rigurosa y una inversión adecuada se podrá proteger la infraestructura crítica y asegurar que esté preparada para enfrentar los desafíos del cambio climático.

La coyuntura actual en la Transversal del Sisga y otros incidentes similares destacan la necesidad urgente de acción. Los estudios de vulnerabilidad y las inversiones en infraestructura resiliente no son solo una necesidad económica, sino una responsabilidad social para proteger a las comunidades y asegurar un futuro sostenible.

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