El renacer lo construimos todos

Al observar con tristeza lo ocurrido en Venezuela, donde las instituciones están a merced del tirano, se desconoció la voluntad del pueblo y pisoteó la democracia, los colombianos tenemos y debemos prepararnos para las elecciones de 2026. Todos los que defendemos las instituciones, la democracia, la iniciativa privada y los logros sociales, estamos en la obligación de crear una causa común con el fin de evitar que las políticas que este Gobierno representa puedan tener continuidad. No podemos volver a caer en falsas promesas ni en discursos ideológicos; no podemos poner en riesgo el futuro de nuestra nación.

Dejemos de pensar en personas y pensemos en ideas que deben ser representadas no por un partido político, ni por un caudillo, sino por todas las fuerzas ciudadanas que creemos que podemos reconstruir nuestro País. Es por eso que debemos cimentar un proyecto que, reconociendo los avances sociales, nos dé una esperanza y una opción de futuro, el cual, sin estigmatizaciones, recoja los aportes de todos los demócratas, creando una agenda de reactivación y prosperidad.

Es por eso que todos los que hoy tienen intención de ocupar la Presidencia de la República, deberán comprometerse con unos principios que rijan la campaña, que permitan la convergencia en un candidato único al que todos acompañen bajo los siguientes valores democráticos.

El respeto irrestricto por el ejercicio de la autoridad y la garantía de la seguridad deben ser los principios de todas las relaciones al interior del Estado.

La defensa de la libre iniciativa privada como fundamento para el desarrollo social, como expresión de libertad y como motor de crecimiento económico.

La defensa de las instituciones democráticas, el respeto de las decisiones judiciales, las reglas de juego preestablecidas, los medios de comunicación y la libertad de expresión.

El compromiso absoluto por garantizar la seguridad jurídica y de la responsabilidad fiscal.

El respeto por nuestra fuerza pública y el apoyo incondicional en la lucha contra las organizaciones criminales.

Debe también comprometerse a rescatar nuestro sistema de salud y garantizar nuestra autosuficiencia energética.

Todos y cada uno de los hoy aspirantes deben comprometerse a trabajar de la mano por aquel que tenga mayor opción, deben comprometerse a asumir funciones públicas, a participar en su Gobierno, a conformar un gabinete que tenga la experiencia y preparación, a conformar un Congreso que esté a la altura de los debates de país, así como a devolverle al servicio público su honorabilidad y grandeza. Muchos deberán volver a ser ministros y otros deberán volver al Congreso para liderar las discusiones que fortalezcan las instituciones, realizar los ajustes que se requieren y promover los avances sociales que el pueblo reclama.

Al mismo tiempo, para lograr la reconstrucción, recuperar la esperanza, retomar el crecimiento, recuperar nuestras instituciones y el aparato productivo, es imperativo que el sector privado deje su apatía, que los industriales, empresarios y comerciantes, se comprometan y actúen decididamente por la defensa de sus empresas y actividades, resaltando la importancia de la solidaridad.

La actividad privada se encuentra bajo amenaza. Diversos sectores económicos reciben constantes ataques de parte del Gobierno y no se ve el trabajo conjunto de la sociedad para su defensa; el sector extractivo agoniza, pues el gobierno lo declaró enemigo de la sociedad; la educación privada se encuentra en riesgo por la intención de imponer la ideología del Gobierno a través de las instituciones públicas; los servicios públicos se pretenden estatizar; la iniciativa privada en la atención de salud está en cuidados intensivos por la convicción de un modelo clientelista y público y que decir de las pensiones garantizadas por las AFP que de un zarpazo entrarán a financiar al gobierno. Es hora de que el sector privado alce su voz y no permita que lo liquiden, que se una y se convierta en un actor político y social.