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El sector energético se encuentra en crisis, las recientes decisiones y los últimos anuncios del Gobierno Nacional ponen de manifiesto la improvisación, las evidentes contradicciones, el sesgo ideológico y la intención de estatizar la prestación de los servicios públicos en contra el bienestar ciudadano. Es preocupante observar cómo se están afectando todos los eslabones de nuestra autosuficiencia energética y de la estabilidad de nuestro sistema eléctrico, con decisiones sin sustento técnico.
Iniciemos entonces por mostrar la contradicción. El Gobierno anuncia en cuanto foro asiste que está comprometido con la transición energética. Sin embargo, la decisión aprobada en el Plan de Desarrollo de imponer una transferencia del 6% de las ventas brutas que realicen los generadores de energía con fuentes renovables, se constituye en un atentado contra la diversificación de nuestra matriz energética y la misma transición. Es tan absurdo que, generar energías limpias, será más costoso que generar a base de carbón. ¿Qué tanto pesó esta decisión en la cancelación del Proyecto de Enel en el Guajira?
Así mismo, se radicó un proyecto de ley dentro del ánimo de estatizar los servicios públicos de energía, con la intención de permitir la integración vertical en materia de generación y transporte de energía, la cual genera unos riesgos para el mercado, la competencia y la estabilidad del sistema que no se pueden permitir. Los generadores particulares no tendrán cómo acceder al transporte de su energía en una sana competencia y estarán sujetos al capricho de Ecopetrol. El riesgo de tener en cabeza de un solo agente la mayoría de la producción de hidrocarburos, de la generación de energía, el transporte de los mismos y la transición energética, implica que en caso de tener problemas, ponga en riesgo a toda la sociedad y la sostenibilidad de las finanzas del Estado.
De otra parte, la terquedad de la Ministra de Minas en afirmar que no se celebrarán nuevos contratos de exploración de hidrocarburos pone en riesgo la autosuficiencia y el auto abastecimiento en el corto plazo. El anuncio de la ANH, que afirma que en materia de gas natural estamos en el menor nivel de reservas en los últimos 17 años genera una gran preocupación. Pretender que la demanda por energía y combustibles permanezca estática, no crezca y que la reservas de crudo y gas que hoy tenemos son suficientes es irresponsable. La política de Estado ahuyenta la inversión, pone en riesgo las finanzas públicas, atenta contra la transición energética y nos deja ad portas de convertirnos en importadores netos de combustibles, afectando a los consumidores, los ingresos del país y las regiones. No hay fuente de ingresos que sustituya la renta petrolera, la transición fiscal se sustenta en cómo a partir de este ingreso se potencien otros sectores, pero prescindir de esta fuente se constituye en un suicidio.
Absurda resulta ahora, después de haber decidido eliminar los subsidios a los combustibles, la propuesta de modificar la fórmula para fijar el precio y establecer valores diferenciales según las condiciones de los consumidores, las regiones y otros factores. Esta decisión destruirá el mercado, generará contrabando técnico e ilegalidad y atentará contra las finanzas de Ecopetrol y del Estado. Mataron el tigre y se asustaron con el cuero
Como si fuera poco, la intención de intervenir y congelar las tarifas de los servicios públicos y fijar las mismas desde el ejecutivo desconociendo la función de la Creg, altera la estabilidad jurídica, distorsiona los mercados, afecta las inversiones actuales y ahuyenta las nuevas que nuestro sistema y el país requieren. Es hora de defender como país, los avances en cobertura, seguridad, confiabilidad, estabilidad y costos en el sector energético que garantizan la eficiente prestación de este servicio público esencial, para que los ciudadanos no volvamos a las épocas del apagón, no tengamos que cocinar con leña, ni tengamos desabastecimiento de combustibles.