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Soplan aires de reforma pensional. Ello es poco decir. Más bien, se aproxima la tormenta inminente de una reforma pensional. Y con ello, vienen todo tipo de propuestas de economistas y políticos para lograr recaudar los más de $12 billones (solo la pensional, en total, $50 billones) que se propone este nuevo gobierno y lograr concretar sus programas bandera. Propuestas que tienen que creativamente buscan encontrar fuentes de ingreso por todas partes, pues sería, en términos de recaudo, una reforma bastante ambiciosa, 1,2% del PIB, casi lo que costó a los colombianos la última reforma tributaria, 1,5%.
Argumentos de peso con los cuales buscan convencer son la solidez técnica y la equidad . Así, una de ellas, somera y recientemente publicada en un diario de amplia circulación nacional, critica que un trabajador que gane menos de 2,5 salarios mínimos deba tomar como base para la cotización, la totalidad de sus ingresos, mientras que uno que esté por encima de dicho límite, pueda deducir el 60% de sus ingresos. No es muy claro el planteamiento, pero lo predecible es que propone aumentar la base de aquellos que ganen más de 2.5 salarios.
De manera muy amable, me permito manifestar que es necesario primero remitirse a la norma, pues la afirmación sobre el límite a partir del cual procede la deducción es equivocada. El art. 224 de la Ley 1995 de 2019, establece que el límite es 1 salario mínimo legal mensual. Es decir un trabajador que gane más de eso, puede aplicar la deducción, no 2,5 como se afirma en la propuesta. Este hecho desvirtúa la argumentada distorsión que hay entre trabajadores independientes según el rango de ingresos.
Si nos vamos a lo técnico, esta deducción de manera acertada obedece a que los trabajadores estrictamente independientes, aquellos que no tienen un contrato prestación de servicios, sino aquellas que trabajan por encargo o proyecto, no tienen un ingreso regular, y no están vinculados a una entidad a largo plazo, como sí lo están los trabajadores por prestación de servicios, quienes usualmente usan los medios de trabajo de la empresa. Contrariamente, un trabajador independiente por encargo debe pagar oficina, servicios públicos, personal, papelería etc. Un ejemplo claro, son los artistas. Se trata de auténticas microempresas, que con mucho esfuerzo generan empleo. Así lo reconoce la legislación tributaria que permite a un trabajador de este tipo deducir todos estos conceptos al determinar la renta líquida para el pago del impuesto a la renta.
Pareciera que en el país corre una estigmatización hacia los trabajadores independientes, se piensa que trabajan en la informalidad y ganan grandes sumas de dinero. Que son iguales a muchos abogados y médicos que trabajan en la informalidad y ni siquiera emiten factura.
Y en materia de equidad, la discusión sí que tiene de largo y de ancho. ¿Por qué gravar a estos trabajadores con más impuestos a la seguridad social, si generan empleo, y con mucho esfuerzo generan una plusvalía, cuando el erario público subvenciona mega pensiones de congresistas y de trabajadores, como altos ejecutivos, que 10 años antes de pensionarse se pasan a Colpensiones, para tener una pensión más alta? Eso es lo verdaderamente inequitativo del sistema, lo que lo está desangrando y en lo que los economistas se deberían concentrar en cambiar.