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Analistas 02/08/2019

100 años trabajando con pasión

Juan Carlos Zuleta Acevedo
Consultor en Emprendimiento e Innovación

Una persona que pasaba por una cantera, vio dos obreros trabajando y le preguntó al primero: “¿Qué está haciendo?”, a lo que éste respondió de mala manera: “Estoy picando piedra”. Le hizo la misma pregunta al segundo, quien le respondió con mucho entusiasmo: “Estoy construyendo un rascacielos”.

Hice referencia a esta conocida anécdota porque a veces es bueno preguntarnos cuáles son nuestras motivaciones cuando trabajamos y, especialmente, si somos conscientes del sentido trascendente de nuestro trabajo, ya sea manual o intelectual, simple o sofisticado, y su impacto en la vida de tantas personas, a quienes posiblemente nunca conoceremos. Es inevitable que haya temporadas en las que nos parezcamos más al primer obrero; sin embargo, la vida está llena de personas que, con su ejemplo, nos demuestran que siempre es posible ser como el segundo cuando se trabaja bien y con pasión.

Quiero mencionar a mi abuelo, José María Acevedo Alzate, fundador de Industrias Haceb, que hoy está cumpliendo 100 años. Comenzó a trabajar desde niño vendiendo las naranjas que crecían en el patio de su casa, ubicada en el barrio Enciso de Medellín; allí, en una casa de treinta metros cuadrados, hipotecada y con seis años de intereses acumulados, vivía con su papá, su mamá y tres hermanos. Dice mi abuelo: “En esas condiciones fue donde le cogí aborrecimiento a ser tan pobre”.

Uno de sus primeros trabajos, por el que le pagaban $5 mensuales, fue como mensajero en un taller de reparaciones. El técnico que había, viendo su habilidad, le ocultaba con la espalda los procedimientos para que no aprendiera. Un día se enfermó el técnico y mi abuelo se ofreció para reemplazarlo, y desde esa ocasión se quedó con el puesto.

A los 20 años, sin acabar el bachillerato, mi abuelo montó su propio taller de reparaciones eléctricas que con el tiempo se convertiría en Haceb, el primer fabricante de electrodomésticos de Colombia. En alguna ocasión le escuché decir: “Con un alicate y dos destornilladores monté mi empresa”. De hecho, la empresa era él. En ese entonces ni siquiera existía el término “emprendimiento” y su propósito básicamente era sobrevivir, pues su familia dependía en gran medida de lo que él consiguiera porque su papá había muerto unos años antes.

La motivación trascendente que siempre ha marcado el norte de su vida empresarial es esta: mejorar la calidad de vida de los hogares colombianos. Con este ideal en mente, se lanzó a fabricar una parrilla eléctrica económica 100% colombiana, pues en muchos hogares todavía se usaba leña para cocinar. Como ya reparaba productos importados, sabía qué tenían de bueno y de malo, y simplemente aplicó el sentido común: corregir lo malo, agregar todo lo bueno y vender a un precio más competitivo. Cuando le preguntan cuáles fueron los factores de éxito de esa primera parrilla, cuyo diseño ha mejorado con los años y todavía se comercializa, responde: “Calidad, presentación y precio. Además, desde ese momento, el servicio se convirtió en la base fundamental de la empresa”.

Abuelo: en nombre de tantas personas a las que has ayudado a mejorar su calidad de vida, no sólo con los productos sino también generando empleo digno con el que hemos crecido personal, familiar y profesionalmente, ¡Muchas gracias, feliz cumpleaños y vamos por los otros 100!

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