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Hace unas semanas, durante una visita a una fábrica de acero en el norte de Italia, el Papa Francisco se refirió al importante papel que desempeñan los empresarios en la economía y en el mundo del trabajo: “El empresario es una figura fundamental de toda buena economía: no hay buena economía sin buenos empresarios, sin la capacidad de crear, crear trabajo, crear productos”. Esta profunda y a la vez sencilla reflexión del Papa sirve de antesala para la visita que hará dentro de unas semanas a nuestro país, pues plantea que la buena marcha de la economía y todos sus indicadores -algo que anhelamos todos los colombianos- es una consecuencia directa de la presencia de buenos empresarios en todos los sectores.
Ahora bien, ¿Qué es un buen empresario para el Papa? En su discurso, menciona algunas características que en gran medida tienen su fundamento en la relación empresario-empleado: “El buen empresario conoce a sus empleados porque trabaja junto a ellos, comparte las fatigas y las alegrías de su trabajo, de resolver problemas juntos”. Efectivamente, esta cercanía le permite al empresario identificar en un primer plano las virtudes y capacidades que sus empleados ponen al servicio de la empresa -y las cuales debe ayudarles a perfeccionar- pero también le permite conocer las diferentes situaciones personales, sus problemas y dificultades, que al final terminan afectando para bien o para mal el desempeño laboral. En últimas, el Papa propone una relación laboral fundamentada en la mutua confianza: algo difícil pero posible de alcanzar.
Por el contrario, un empresario que utiliza su empresa y sus empleados como medios para sacar beneficio personal y que se dedica a aprovechar los resquicios que dejan las leyes para eludir los controles institucionales se convertiría en lo que el Papa denomina un “especulador”. Dice Francisco: “Con el especulador, la economía pierde su rostro y pierde contacto con los rostros de las personas, y por eso, ella misma se convierte en una economía despiadada”. Por esto, el Papa ha animado a los empresarios a pensar de manera creativa e innovadora en nuevas prácticas laborales para superar la cultura salvajemente competitiva y la meritocracia mal estructurada que se han vuelto tan corrientes en la vida empresarial actual pero que resultan insostenibles en el largo plazo por no estar alineadas con la dimensión humana del trabajo.
Sin embargo, si hay algo que caracteriza al buen empresario y que influye positivamente en la marcha de la sociedad y es su capacidad de generar empleo digno, pues es precisamente entorno al trabajo donde se edifica todo el pacto social. Dice el Papa: “Porque cuando no se trabaja, o se trabaja mal, se trabaja poco o se trabaja demasiado, es la democracia la que entra en crisis”.
La visita del Papa Francisco a Colombia marcará un hito en nuestra historia. Definitivamente, es una voz que vale la pena escuchar y que desde ya nos propone un reto a todos, sin importar el credo que profesemos: “¡Demos el primer paso!”.