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Muchos hemos oído la historia de que Argentina fue uno de los países más ricos del mundo en los años 40 y 50. Que su calidad de vida y su ingreso per cápita no tenían nada que envidiarle a los de EE.UU. y los de Europa Occidental.
Lo que algunos probablemente no saben es en que va esta historia y cuál será su más factible desenlace. Tampoco sabrán que Argentina y Colombia ya tienen niveles de pobreza comparables y que en muchos indicadores Argentina está peor que Colombia. Lo llamativo de esta comparación es que nosotros nunca fuimos ricos.
El origen de esta debacle económica tiene nombre propio. Juan Domingo Perón. Perón a mediados de los años 40 fue el creador de una ideología que promovía un estado interventor y proteccionista y que fomentaba un fuerte asistencialismo social.
Dentro de sus mayores desaciertos se incluyen la reducción de jornadas laborales sin medir el impacto en la productividad, incrementos salariales sin reparar en su costo, y el cierre del país a la competencia internacional sin considerar el efecto sobre la competitividad.
Desafortunadamente para Argentina el Peronismo sigue vivo al punto que esta corriente ha estado en el poder 16 de los últimos 20 años. Los resultados de su gestión no podrían ser peores. Inflaciones galopantes, escasez de divisas, desempleo, y por supuesto, aumento de la pobreza.
El gran problema de Argentina es que el gobierno gasta a rodos en cosas que no generan bienestar futuro. Tienen todo tipo de subsidios de precios que valen miles de millones de dólares. Por ejemplo, un europeo promedio gasta 8 veces más que un argentino en electricidad. Este subsidio le cuesta al estado argentino US$12,5 billones en 2022. Por otro lado, de los 13 millones de empleos formales qué hay en Argentina 1/3 son en el sector público. Esto significa que buena parte del gasto público se va en salarios y en pensiones en vez de ir a inversión.
Argentina padece una híper inflación crónica hace años. Llevan 13 años de déficits fiscales. La solución de los Peronistas no ha sido reducir el gasto como sugeriría la sensatez, sino imprimir dinero y endeudarse. Estas medidas lo único que han logrado es agravar el problema de la inflación. Su relación con la deuda ha sido la de un adicto.
Niegan que les guste pero no pueden vivir sin ella. Argentina ha ‘defaulted’ tantas veces que ya nadie les quiere prestar salvo el FMI, quien hoy tiene casi 1/3 de todas sus acreencias con ellos. Para paliar la escasez de en dólares a los peronistas se les ocurrió la gran idea de extorsionar al sector agrario mediante un impuesto a las exportaciones de 33%. El problema es que este impuesto desincentiva la inversión.
Hay cierto consenso de qué es lo que debe hacer Argentina si quiere salir del agujero en que se ha metido. Es simple. Debe gastar menos y dejar de imprimir billetes. Eso implica reducir subsidios y devaluar. El problema es que esas medidas generarían más inflación en el corto plazo. Pero como dice el refrán, ‘sin dolor no hay ganancia’. Lo difícil será convencer a la gente de que el dolor de corto plazo va a traer prosperidad a largo plazo.
PD: El actual gobierno de Colombia tiene muchas tendencias Peronistas; asistencialismo, subsidios, aumento del gasto público, baja inversión en infraestructura y hostilidad hacia el sector privado. Ojalá nos miremos en el espejo argentino para no cometer los mismos errores.