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Los gobernadores conformamos la estructura institucional del rompecabezas nacional, por lo que estar cohesionados y coordinados es nuestro deber, sobre todo en tiempos de desacuerdos políticos debemos contribuir al diálogo y a la concordia, evitar que los desacuerdos circunstanciales se sobredimensionen y afecten la cotidianidad social y empresarial, enfocarnos en las oportunidades, en la integración de nuestras regiones y la consolidación de una nación emergente próspera, equitativa e inclusiva.
Las cumbres de gobernadores abren un abanico de posibilidades, amplían el panorama a una mayor sinergia nacional para la competitividad, el relacionamiento y la orientación de propósitos que nos unan como país y en ese sentido todo el sistema administrativo, empresarial, académico y demás componentes del sistema social estamos comprometidos a trabajar en ese sentido.
Entre los innumerables asuntos que tenemos por delante, invito a mis colegas a trabajar intensamente en al menos tres principales cuyos tentáculos pueden cubrir la mayoría de nuestros intereses: el turismo, la interconexión vial y aérea, los encadenamientos productivos y la economía popular.
Siendo el Quindío uno de los departamentos más pequeños de Colombia es el segundo más visitado a nivel nacional como destino turístico de alto valor gracias a su oferta de naturaleza, descanso y aventura y su posición en el corazón de Colombia le permite liderar una red multidestino que nos beneficie a todos.
La conectividad también beneficia los procesos de encadenamiento productivo entre regiones para el intercambio de materias primas y talento humano. El encuentro colaborativo entre gobernadores nos reta a orientar esfuerzos para el fortalecimiento interno de nuestras dinámicas departamentales en términos sociales y económicos.
Hoy, el Gobierno Nacional en cabeza del presidente Gustavo Petro ha motivado la ampliación del concepto de economía popular, que invita a trabajar de manera articulada con las administraciones municipales, gubernamentales, instituciones, actores cívicos y sociales, así como las cámaras de comercio de cada territorio para aportar a la calidad de vida de quienes mueven en gran medida la economía de todo un país y donde se evidencia que la formalidad los enruta en la posibilidad de crecer como unidades de negocio rentables.
En esa medida, la proyección de políticas públicas que apalanquen ese concepto de economía popular inicia con el reto de caracterizar los trabajadores de los diferentes sectores de dicha economía a fin de reconocer y visibilizar su actividad comercial, identificar oportunidades de desarrollo y diseñar e implementar acciones efectivas que aborden las necesidades específicas orientadas a su bienestar y progreso.
En el caso puntual del Quindío, la Gobernación departamental trabajará de la mano con la Cámara de Comercio de Armenia y del Quindío en la implementación Planes de Acción orientados sectorialmente para identificar las necesidades y demandas particulares, permitiendo el diseño de estrategias más precisas y adaptadas a las características de cada sector, maximizando el impacto de las políticas y programas implementados.
La economía popular fomenta el espíritu empresarial y en ese sentido los gobernantes estamos llamados a promover oportunidades de acceso a mercados lo que implica facilitar el acceso a recursos, capacitación empresarial, tecnología e inclusión digital y redes de comercialización apalancados por el Gobierno Nacional y para lo cual formalizar la economía informal es un desafío estratégico importante en la búsqueda de garantizar derechos, beneficios, oportunidades y mayor bienestar a los trabajadores.
Desde el Quindío, estamos dispuestos a trabajar en el marco de las alianzas porque sin ellas no hay progreso.