Caribe, historias por contar

Colombia acaba de pasar por un periodo de descanso particular, en el cual tres puentes se concatenan entre sí para brindar una buena temporada de vacaciones. Muchas familias aprovechan las vacaciones de sus hijos para planear viajes y salir de la rutina.

Con esto, la plaza preferida por los colombianos sigue siendo la costa Caribe, con una ocupación hasta de 95% como ocurrió en Cartagena en materia hotelera; la oportunidad turística que se presenta en el país vuelve a ser parecida a lo acontecido en 2019, indicador esperanzador después de duros años de pandemia.

El lunar que vuelve a encontrarse es el abuso de los locales frente al turista, ya varias noticias se volvieron virales con el cobro de $200.000 por servicios en una cuenta de $35.000 o el constante hostigamiento de los vendedores ambulantes o los precios disparados por temporada. Muchos comerciantes ven la temporada de vacaciones como la oportunidad de recuperar sus pérdidas, hasta los taxistas entran en ese juego sin ser conscientes que están dañando el buen nombre de una ciudad. La educación en materia turística sigue siendo un elemento pendiente por parte del Viceministerio a cargo.

La labor de educación debe ir acompañada con el involucramiento de las comunidades apartadas, un nuevo gobierno que promulga la igualdad debe pensar en acoger esa sociedad Caribe que ha estado por fuera, que sobrevive con ventas ambulantes y que en su mayoría no tiene para subsanar sus necesidades básicas. Según el Pnud, 52% de los habitantes de esta región estarían en condición de pobreza, es por ello que el turismo debe ser una pieza fundamental en el desarrollo de la región, países como St. Kitts and Nevis volcaron su economía al turismo y hasta el momento les ha funcionado; un turismo sostenible que involucre a los sectores más pobres es el mejor canal para diversificar los ingresos y sacar su población de las líneas de pobreza.

Colombia está lleno de misticismo y a lo largo de las calles de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla hay historias por doquier, las cuales son contadas por unos pocos guías, pero se desperdicia su contenido que puede ser aprovechado para generar una completa historia en donde se saquen réditos comerciales, como bien lo hace México o Guatemala en distintos lugares.

El panorama turístico del Caribe es el mejor, pero necesita trabajo, Colombia no puede seguir dando lineamientos sin un compromiso serio en materia social y sin una historia como la del “hombre caimán” que ha pasado de boca en boca por generaciones, pero merece ser resaltada por una estrategia turística que unifique criterios, imagen y sea un nuevo atractivo estable y explotable. El realismo mágico de Gabriel García Márquez y la reciente película de Disney ya hicieron parte del trabajo, solo falta el impulso en donde el turismo sea un tema principal y los sectores marginales se vuelvan actores de esta nueva historia para contar.