MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
¿Cuánto cuesta la verdad? Así comienza una famosa serie del canal HBO, Chernobyl, que transmitió hace unos meses. Esta se centra en todo el proceso de la catástrofe sufrida en el año 1986 cuando quedó expuesto el núcleo de una central nuclear, contaminando de radiación a decenas de miles de personas y dejando inhabitados a varios pueblos.
La serie contrasta la lucha por la verdad de un equipo de científicos sobre las pretendidas mentiras de la Unión Soviética, para tratar de tapar la magnitud del accidente. Se sabe que tardaron varios días en reconocerlo, minimizaron su impacto y costó vidas reparar el problema. La falta de verdad hizo que se actuara más lento, que otras regiones no se preparan, que vidas humanas quedaran expuestas y que el problema hubiese podido no resolverse de fondo.
Las mentiras suelen ser el mecanismo de varios regímenes políticos, sobre todo de sistemas comunistas, donde el control del aparato productivo está sometido a los vaivenes de un Estado, casi siempre incompetente.
En Corea del Norte los ciudadanos creen que no existe mundo por fuera de su país y aprenden a convivir con el hambre, sometidos por el endiosamiento de su líder. China comenzó a mentir desde el principio del nacimiento del covid-19; el minimizar el problema hizo que varios países no se preparan adecuadamente, la cifra de muertos nunca fue real y el origen del virus seguirá siendo un misterio, pues la mentira es el común denominador de estas dictaduras comunistas.
En comunicación política existe como una de sus materias la “comunicación de riesgo”; esta la define el profesor Fischhoff como “La creación de canales bidireccionales en los que los recipientes son tratados como socios, moldeando como se manejan los riesgos y compartiendo lo que se aprende de ellos.” Para que exista un real manejo del riesgo se necesita la comunicación permanente con los ciudadanos y que sepan la verdad sobre lo que está pasando, para así tomar las medidas necesarias en la mitigación.
El desastre de Chernobyl, según la comisión médica de Naciones Unidas, dejó a más de 6.000 niños con problemas de cáncer de tiroides, más de 11.000 adultos con otros tipos de cáncer, una zona de exclusión de 30 km de ancho y la evacuación de cerca de 340.000 personas. Su impacto real años después apenas se conoce, pero para la Unión Soviética, en el reporte oficial que todavía permanece, murieron 31 personas.
Cada mentira dicha es una deuda con la verdad y tarde o temprano esa deuda es pagada. Decía uno de los científicos de Chernobyl, frente a la crisis que vivimos no vale la pena mentirle a la ciudadanía; hay que trabajar con ella para superar realmente la pandemia, la verdad cuesta y mucho, sobre todo para líderes tan sensibles a las encuestas, pero vale la pena, pues es el camino correcto y al final siempre va ser menos costosa que la mentira.