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La reciente victoria de Ángel Barajas, un joven colombiano que conquistó la medalla de plata en barra fija, es un recordatorio de la tenacidad y talento que caracteriza a muchos deportistas colombianos. Procedente de Cúcuta, Barajas representa a una generación de atletas que, enfrentándose a dificultades, logran destacar en el ámbito internacional. Esta historia no es única; de hecho, es un reflejo recurrente de la realidad de muchos deportistas en Colombia, quienes encuentran en el deporte una esperanza y una vía para salir de la pobreza.
El camino hacia el éxito deportivo en Colombia está lleno de obstáculos. La falta de infraestructura adecuada, el escaso apoyo financiero y la limitada visibilidad son solo algunas de las barreras que deben superar los atletas. A pesar de estos, muchos jóvenes encuentran en el deporte una oportunidad para cambiar sus vidas. Esta búsqueda de éxito suele depender más del sacrificio personal y el apoyo familiar.
El Estado colombiano ha intentado abordar estos desafíos mediante la creación del Ministerio del Deporte, una entidad que, en teoría, debería estar dedicada a fomentar y apoyar el desarrollo deportivo en el país. No obstante, la realidad ha sido distinta. Desde su creación, el Ministerio del Deporte ha sido objeto de críticas por su ineficacia y su tendencia a incrementar la burocracia sin generar resultados para los deportistas.
En 2023, el presupuesto asignado al Ministerio del Deporte fue de más de $100.000 millones. A pesar de esta inversión, los resultados no han sido proporcionales. Las quejas sobre la falta de recursos y el mal manejo de los fondos son comunes. Por ejemplo, los Juegos Panamericanos y la Copa América, eventos que podrían haber elevado el perfil deportivo del país, fueron mal gestionados, resultando en incumplimientos y desorganización que dejaron una mancha en la reputación del país como anfitrión de eventos deportivos internacionales.
Además, según informes del Departamento Nacional de Planeación, menos de 40% de los proyectos de infraestructura deportiva planificados en 2023 fueron completados a tiempo y dentro del presupuesto. Este bajo rendimiento en la ejecución de proyectos cruciales demuestra una falta de capacidad para gestionar los recursos de manera eficiente y efectiva.
En contraste, los países desarrollados han implementado sistemas de apoyo al deporte que han demostrado ser efectivos. En naciones como Estados Unidos, Reino Unido y Australia, los programas de desarrollo deportivo están bien financiados y estructurados. Estos países entienden que el éxito en el deporte no solo mejora la imagen internacional, sino que también tiene un impacto positivo en la salud pública y la cohesión social. Por ejemplo, en Estados Unidos, el desarrollo deportivo está estrechamente vinculado al sistema educativo a través de un robusto sistema de becas deportivas. Las universidades y colegios ofrecen becas a atletas destacados, permitiéndoles combinar su formación académica con el entrenamiento de alto nivel. Este modelo no solo asegura que los atletas reciban una educación universitaria, sino que también los prepara para una carrera profesional en el deporte o en otras áreas.
El deporte no debería ser considerado únicamente como una vía para escapar de la pobreza, sino como una carrera viable respaldada por un sólido sistema de apoyo. Solo así, el talento y la dedicación de nuestros deportistas podrán florecer plenamente, permitiéndoles alcanzar el éxito que merecen en igualdad de condiciones con sus pares internacionales.