MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
De acuerdo con los datos del Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe CAF, LAC (por sus siglas en inglés), representa cerca de 8,2% de la población mundial, de la cual cerca de 33,7% se encuentra en situación de pobreza, esto es más de 209 millones de personas. Una región en la que 13,8 % de los habitantes fue encontrada en esa situación de pobreza extrema, terminando el período crítico de la pandemia, y los niveles de ahorro son tan bajos que uno de cada cuatro habitantes de la región puede subsistir como máximo un mes sin recibir ingreso, a propósito de los bajos niveles de ahorro.
En materia de competitividad e integración los enormes desafíos en la región saltan a la vista. Pese a representar 8,2% de la población como ya fue mencionado, la región apenas aporta 5,2% del comercio mundial y el comercio al interior de la región es de 15% en comparación con 63% de Europa o 42% de Asia en ese mismo frente. Los retos de mejora en productividad y cierre de brechas imponen una agenda desafiante, sumado a los elevados niveles de desigualdad que le llevan a ser catalogada como el lugar vergonzosamente campeón en este frente en el planeta.
En medio de este contexto, surge un enorme desafío relacionado con la forma como desde una de las múltiples dimensiones es posible potenciar y aportar a la mejora en competitividad: promoviendo y protegiendo la competencia. Un gran desafío que enfrenta la región se concentra justamente en la manera como las diferentes autoridades encargadas logran estimular y consolidar cultura de libre competencia en sus ciudadanos.
Seguramente el lector evocará inmediatamente casos icónicos que en el país han marcado importantes hitos sancionatorios por prácticas anticompetitivas en la modalidad de carteles empresariales o abusos de posición de dominio en productos de la canasta básica de alimentos, así como en insumos fundamentales para la prestación de servicios públicos, o colusión en las compras públicas que han logrado develarse.
No obstante, crear cultura de libre competencia en un país o en una región como LAC no se logra única y exclusivamente a través de la imposición de sanciones, sin que esto sea una condición esencial para tal fin. Se trata de generar incentivos adecuados para que los empresarios conozcan el régimen de libre competencia y adopten las mejores prácticas al interior de sus organizaciones para evitar la materialización de riesgos que lleven a la empresa a cometer prácticas contrarias a la competencia en los mercados en los que participan.
Para el efecto, existen diversos instrumentos de promoción, dentro de los cuales, como una de las múltiples figuras de abogacía de la competencia, en el sentido amplio en que el mundo emplea este término, se encuentra la elaboración de estudios de mercado. Una herramienta que ha demostrado ser muy efectiva en ese frente en diferentes partes del mundo por permitir al menos cuatro propósitos: (i) hacer pedagogía en la ciudadanía frente a lo que estudia una autoridad; (ii) fortalecer la relación interinstitucional entre la agencia de competencia y las autoridades reguladoras; (iii) enviar señales relevantes en busca de disuasión de conductas que puedan estar siendo ejecutadas y no necesariamente haber sido detectadas previamente por la autoridad y (iv) mostrar capacidad técnica y analítica de entendimiento de los mercados.
Estos propósitos, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos - Ocde, se logran gracias a un adecuado ejercicio de planeación y de priorización de la elaboración de los referidos estudios, así como de un correcto mecanismo de elección de la forma como se comunica tanto el lanzamiento como los respectivos resultados del estudio. Por supuesto la elección de las técnicas de análisis de la información, la metodología adoptada y la manera como se transmiten los resultados terminan siendo fundamentales. Las recomendaciones que puedan ser emanadas del estudio constituirán insumos relevantes, no solamente para los agentes del mercado sino para las decisiones de política pública que puedan ser adoptadas con posterioridad. Por último, y no por estar al final de la lista menos importante, el compromiso de hacer adecuados análisis de evaluación de impacto tiempo después (análisis ex post) para ver la efectividad de la herramienta diseñada.
Así, LAC enfrenta importantes retos que se materializan en la necesidad de seguir consolidando coordinación interinstitucional e interjurisdiccional a efectos de aprovechar los análisis que al día de hoy las diferentes autoridades de competencia realizan de cara a compartir los diferentes estudios que, en el marco de sus respectivos marcos legales, y con ello promover el buen funcionamiento de los mercados de la región.
Importantes esfuerzos actualmente adelanta la Ocde en la región a través del Centro Regional de Competencia en Lima en procura de articular las mejores prácticas en diversos frentes, entre ellos en lo que se refiere a la elaboración de estudios de mercado, bajo el firme convencimiento de que es de esta forma que puede apalancarse esfuerzos mancomunados para construir un entorno más saludable en términos de libre competencia que se traduzca a largo plazo en mayor bienestar hacia el consumidor traducido en menos exclusión en mercados, más competitividad y productividad y mejores indicadores sociales en la zona. Sin duda alguna la academia, y en particular los economistas tenemos un rol definitivo de cara a auspiciar estas iniciativas en la región.