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ANALISTAS 19/10/2024

Perspectivas para América Latina y política de competencia

Juan Pablo Herrera Saavedra
Decano Facultad de Economía Universidad de Externado de Colombia

Pensar en la situación económica en América Latina es reflexionar sobre el futuro de más de 420 millones de personas con sueños, expectativas y capacidad de innovar y generar proyectos dinamizadores de mercados. Sin embargo, la visión global en materia económica para la región sigue mostrando que aún existen importantes y significativos retos.

En un estudio publicado hace un par de meses por la Cepal, se señala una cifra que no deja de sorprender. Durante la década de los 80, que fuera para la región la llamada década perdida, período colmado por situaciones de crisis que enfrentaron los países en la región, depreciación de sus monedas, altas tasas de interés en países desarrollados con su efecto directo del notorio incremento de la deuda externa y por si fuera poco importantes fuga de capitales, la tasa de crecimiento media fue de 2%. No obstante, si se observa la tasa promedio de crecimiento para la región de 2015 a 2024 se estima entre 0,9% y 1,2%, cifra notoriamente inferior a 2,7% de crecimiento medio del mundo, según cifras del Banco Mundial.

Este bajo nivel de crecimiento en un escenario en el que 45% de las exportaciones de la región llegan a Estados Unidos, 13% a China y 9% a la Unión Europea, muestran una altísima dependencia de lo que pueda estar sucediendo a unos pocos países que hoy siguen mostrando importantes desafíos en su desempeño. Si bien hay vientos relativamente optimistas para Estados Unidos, que espera un crecimiento a fin de este año de 2,6%, con una muy cuidadosa y conservadora política monetaria, alerta la situación de China que sigue creciendo a tasas muy diferentes a las de otrora, 5% para el cierre de este año y lo que sucede con algunos países de la Unión Europea como Alemania, que estaría decreciendo 0,2% al cierre de este año. Esto sumado a la creciente tensión geopolítica que en Oriente Medio y el conflicto Rusia Ucrania añade una situación de incertidumbre que necesariamente impacta la región.

Esta situación de bajo crecimiento, según la Cepal obedece a reducción de consumo explicado en parte por la pérdida del poder adquisitivo de los hogares por inflación observada en períodos anteriores, agotamiento de ahorro, y falta de confianza de los consumidores. Pero lo que explica a su vez con igual o mayor preocupación es la baja inversión en la región traducida en la desaceleración en la formación bruta de capital fijo que apenas registra un crecimiento de 0,3% para el último trimestre de 2023.

Ante ese entorno desafiante, cae como un bálsamo que las autoridades de competencia de la región se hayan podido congregar recientemente en santo Domingo, República Dominicana para hablar sobre el estado de la política de competencia en la región de América Latina y el Caribe en diferentes frentes. Una iniciativa liderada por Procompetencia, autoridad de competencia dominicana, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde, y el Banco Interamericano de Desarrollo, BID.

Este ejercicio realizado cada año, convocó en esta versión muy interesantes reflexiones sobre los grandes desafíos que la región tiene, dentro de los cuales justamente se encuentra cómo articular esfuerzos institucionales en la región a efectos de lograr un crecimiento económico sostenible. En este punto basta precisar que uno de los grandes temas a abordar como región es qué hacer para atraer inversión. Necesitamos con urgencia confianza inversionista, que se traduce al menos en parte en mercados funcionando eficientemente, libres de prácticas anticompetitivas, con una institucionalidad robusta que respalde la libre y leal competencia.

Requerimos que, a través del buen funcionamiento de los mercados, los consumidores en la región puedan acceder a productos con precios más bajos, calidades más altas y alternativas cada vez más diversas para elegir, en especial en un mundo en el que los mercados digitales de bienes y servicios se hacen muy cambiantes y evolucionan a velocidades nunca antes vistas. Urge insistir en un decidido compromiso de la región para seguir trabajando en la articulación de adopción de buenas prácticas y coordinación entre autoridades de competencia con la capacidad de estimular en el largo plazo que la inversión siga una senda que permita estimular crecimiento sostenido, pero que a su vez, desde la perspectiva microeconómica, esta mayor intensidad de competencia en aquellos mercados en que hace sentido esta situación, se estimule a que al interior de los mercados, producto de la rivalidad se promueva la capacidad innovadora de nuestra gente en la región y esto se materialice en nuevas y mejores ideas de negocio, emprendimientos sostenibles y dinamización de la actividad empresarial de todos los tamaños, en especial de las micro, pequeñas y medianas empresas que son la enorme mayoría de empresas en nuestra región.

Solo con una cultura de competencia inmersa en la esencia de nuestros mercados, lograremos superar esos enormes desafíos económicos que nuestra región Latinoamericana y del Caribe tanto requiere para poder cerrar brechas y construir un mejor futuro para quienes la habitamos.

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