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Este domingo, finalmente, llega el momento de la verdad en las elecciones que definirán el futuro del país, específicamente, su modelo económico y social. Los ciudadanos hablaremos a través del voto y sabremos quiénes serán los candidatos que pasarán a la segunda vuelta, la que se da por descontada. Lo que nos corresponde como ciudadanos es votar por quien tenga la mejor visión de país y las condiciones personales y profesionales para llevarla a cabo.
Un país donde se valore, fomente y proteja la empresa, la iniciativa privada y el esfuerzo personal, un país donde no existan derechos ilimitados y se exija el cumplimiento de deberes correlativos a los ciudadanos, un país donde se cumpla la ley y reine la libertad y el orden y un país donde los subsidios y ayudas estatales no sean la trampa de la pobreza, sino la manera de salir de ella. Cada candidato, Gustavo Petro, Federico Gutiérrez, Rodolfo Hernández, Sergio Fajardo, John Milton Rodríguez y Enrique Gómez, representa una visión de país y, sobre todo, de modelo económico y social. Como contrincante de Gustavo Petro en la segunda vuelta, es importante que gane quien lo pueda vencer con sus propuestas, personalidad y carácter, con el trabajo que haga en las próximas tres semanas. Lamento, sin embargo, la ausencia de Carlos Holmes en la elección del domingo; tal vez, como dicen muchos, el hombre para este momento.
Carlos tenía el equipaje para ganar la contienda electoral y ejercer el cargo de Presidente, pues reunía la experiencia y las condiciones personales, profesionales, morales, intelectuales y emocionales para hacer frente al reto histórico de ganarle las elecciones a la izquierda radical, agrandada por el escepticismo y rabia de muchos con el establecimiento político, y gobernar con liderazgo, templanza y propósito común en beneficio de todos los colombianos.
Difícil saber si Carlos hubiera superado o no las diferentes etapas para estar este domingo como uno de los candidatos. El 2022 era, no obstante, su momento, el de un hombre de estado, con experiencia y tenacidad, capaz de aglutinar, de reunir en su regazo de paladín a los diferentes actores de centro y de derecha, incluso de la izquierda moderada, con el propósito común de contar con un país más próspero y justo, de la mano de la empresa y la iniciativa privada, como eje fundamental para el desarrollo económico y el bienestar social.
Deseaba salir a la plaza pública y hacer los debates, con ideas y propuestas innovadoras, pero viables, para luego implementarlas como presidente. Se extraña su figura y talante, lo que significaba y representaba para la política y para el país, y ni hablar para su familia y amigos. El destino, finalmente, impidió que estuviera al frente de la responsabilidad histórica que impone este momento, por lo que es el gran ausente. Todo parece indicar que el que pasará a la segunda vuelta con Gustavo Petro será Federico Gutiérrez, quien tendrá la responsabilidad histórica de ganar las elecciones y gobernar para todos, con liderazgo, profesionalismo, sentido institucional de largo plazo y lejos de componendas políticas coyunturales. Esperemos que pase y gane en segunda vuelta por el bien de todos.