Analistas 07/04/2025

El palo no está para aviones de combate

Juan Pablo Liévano Vegalara
Exsuperintendente de Sociedades
La República Más

Pasan los días del autoproclamado Gobierno del cambio y cada vez nos sorprendemos más por sus pobres decisiones. Ahora, el Presidente decidió que era buena idea comprar 16 aviones de combate suecos. Claramente, el país lleva años necesitando el reemplazo de los vetustos Kfir israelíes. Es decir que, en términos de necesidad, la compra se justifica.

El problema del Gobierno es la forma en la que pondera los diferentes elementos para la toma de decisiones, su incoherencia política y el momento social y fiscal, sin dejar de lado las prioridades en materia militar y las consideraciones respecto al vendedor.

Hace unos años, Gustavo Petro vociferaba que la compra de aviones de combate era la mayor de las irresponsabilidades. La criticó hasta la saciedad y la usó como caballo de batalla político. Pero ahora sí es una buena idea, a pesar de que el recaudo de impuestos no es el mejor y existe un abultado déficit fiscal.

Si esto fuera poco, existen sectores del país que requieren ingentes recursos adicionales en beneficio de la población. La deuda del sector salud se ubica en la exorbitante suma de $20 billones, lo que seguramente se incrementará este año. Se requiere no solo un plan de liquidez y rescate para los diferentes actores del sector salud, sino también un aumento en los presupuestos máximos, las unidades de pago por capitación, y realizar el giro o pago inmediato a los diferentes actores del sistema.

Pero, como si esto no fuera suficiente, por conceptos de subsidios a los estratos 1, 2 y 3 y la opción tarifaria, se le debe a los actores del sector eléctrico un total de $5,8 billones. Todo esto sin contar otras deudas y problemas, como los $9,4 billones que el Gobierno le debe a Ecopetrol por el Fondo de Estabilización de Precios a los Combustibles, y otras deudas con el sector gasífero por los subsidios a los consumidores de estratos bajos.

A esto agreguémosle el hecho de que el presupuesto está desfinanciado y que se debe hacer un recorte muy grande en los gastos, lo cual se prevé para 2025 y siguientes. Así las cosas, como una pieza de madera que no es buena para hacer una cuchara (de donde viene la expresión), pues no es el momento de comprar aviones de combate.

Por otro lado, si se quiere gastar semejante cantidad de recursos “en la guerra”, como antes criticaba, los aviones Saab Gripen no son adecuados para solucionar el problema actual de orden público. Se requieren helicópteros, aeronaves de transporte y otros materiales, no aviones de combate.

Y para rematar, desde el punto de vista estratégico, y dada la coyuntura actual de guerra arancelaria unilateral del gobierno Trump, parecería más conveniente un acercamiento y la compra de los F-16 estadounidenses.

En fin, la plata se requiere para otras necesidades y, si se quiere invertir en material bélico, hay que escoger bien al vendedor y los bienes que se compran. Definitivamente, la oportunidad, las ponderaciones, la coherencia, la responsabilidad y la empatía no se le dan a este Gobierno, que definitivamente no entiende que el palo no está para aviones de combate.