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Analistas 30/09/2024

El palo no está para cucharas

Juan Pablo Liévano Vegalara
Exsuperintendente de Sociedades
La República Más

A pesar de la coyuntura por el desprolijo manejo de la economía y las cuentas fiscales por parte del Gobierno, las sociedades colombianas siguen mostrando su resiliencia. Esto se evidencia en las cifras de las 9.000 sociedades siguientes más grandes a las 1.000, aunque no todo son buenas noticias.

Las 1.000 más grandes más que duplican a las 9.000 siguientes en activos, ingresos operacionales y utilidades. Esta situación es preocupante, pues evidencia nuestros problemas de economías de escala, necesarias en un mundo globalizado, que faciliten la internacionalización, la reducción de costos, la consecución de recursos, específicamente en los mercados de valores, y el gobierno corporativo, entre otros.

Asimismo, las cifras de las 9.000 muestran caídas en sus indicadores financieros, dado el magro crecimiento del PIB de 0,6% en 2023. Lo anterior significó un deterioro en los resultados de las 9.000. Así, a pesar de que los ingresos crecieron de $508 billones a $597 billones de 2022 a 2023, la utilidad pasó de $36 billones a $33 billones para los mismos años. Igualmente, los indicadores financieros mostraron una tendencia a la baja, pues de 2022 a 2023 el ROA pasó de 6% a 4,5%, el ROE de 11,8% a 8,8% y el margen neto de 6% a 4,5%. Respecto al balance, se presentó un fortalecimiento patrimonial y una reducción del endeudamiento, que pasó de 50% a 49%. Lo que aún preocupa es que las sociedades están cada día más endeudadas, considerando que en el año 2020 el endeudamiento era de 46%.

Las cifras históricas indican que las 9.000 se han recuperado de la crisis de 2020, pero la mejora de 2021 y 2022 se estancó en 2023. Por otro lado, a pesar de los resultados de las 9.000 sociedades siguientes más grandes, los resultados de las 1.000 más grandes para el 2023 fueron flojos, tendiendo a malos.

Dado todo lo anterior, considerando que las sociedades están aún en proceso de recuperación, se deben tomar medidas urgentes y necesarias para dinamizar la inversión y el consumo, lo que necesariamente implica mejorar la seguridad y la confianza de los inversionistas y los consumidores. No obstante, el Gobierno pretende tramitar una reforma tributaria que, en principio, podría pensarse que tiene un buen propósito, con la reducción de la tarifa de renta para las sociedades y la implementación de tarifas marginales por segmentos, aunque se aumenta la tasa mínima de tributación de las sociedades de 15% a 20%. Igualmente, por otro lado, se pretende aumentar el recaudo en $12 billones con mayores cargas a las mismas personas naturales, aumento de la retención en la fuente a los trabajadores, eliminación del régimen simple y reducción de la base, además de un aumento en la tarifa del impuesto al patrimonio, todo lo cual podría desincentivar el ahorro, el consumo y la recuperación empresarial. Finalmente, en esta coyuntura, el Gobierno debería reducir gastos y no aumentar los ingresos fiscales a costa de los contribuyentes, por lo que muchos expertos han denominado a la reforma como innecesaria e inconveniente. En síntesis, el momento no es propicio para aumentar los recaudos fiscales, por lo que es mejor reducir gastos para generar confianza y crecimiento económico.

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