MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
En estos días están concluyendo las reuniones de los máximos órganos sociales, momento en el cual los administradores deben rendir el informe de su gestión y poner en consideración los estados financieros para su aprobación. Igualmente, la Revisoría Fiscal, en los casos en los que exista, deberá entregar el dictamen sobre los estados financieros. Para los asociados, es la culminación del periodo donde se ejerció o pudo ejercer el derecho de inspección y el momento de informarse de los asuntos del ente social y, si hubiere lugar, pedir explicaciones a la administración o a la Revisoría Fiscal. También, los asociados tienen la facultad de decidir sobre las utilidades y el nombramiento de los administradores y el revisor fiscal, todo conforme a la ley y a los estatutos.
En todo caso, el orden día de la convocatoria, o según se modifique en la reunión, puede contener otros asuntos. Algunas reuniones son casi de trámite, donde se cumple a cabalidad con la ley y los estatutos y reina la armonía. Otras implican diferencias, con diálogos amables, otras terminan con discusiones subidas de tono e incluso se convierten en campos de batalla. Lo cierto es que, quien ejerza la presidencia de la reunión, debe contar con liderazgo e inteligencia emocional para manejar de manera adecuada todas las situaciones. No se trata del ejercicio del poder puro y siempre o a rajatabla, exigiendo orden, amparado en la retórica, el manejo de las formas y el respeto, para cerrarle el derecho a los asociados, especialmente a los minoritarios, a preguntar e incluso a cuestionar a la administración.
Claro que se deben guardar las formas, las buenas maneras y el orden del día, conforme a la convocatoria o la variación aprobada en la reunión, pero al momento de la aprobación del informe de gestión y los estados financieros, y en las proposiciones y varios, se debe dar el espacio para tener un diálogo constructivo, empático y completo sobre cualquier tipo de pregunta o situación, por incómoda que esta sea. Todos los asociados deben respetar las intervenciones de sus consocios y dichas intervenciones deben ser fundadas y no deben dirigirse a entorpecer el desarrollo de la reunión o realizarse con ataques personales y afirmaciones que impliquen insultos, calumnias e injurias. Las intervenciones deben circunscribirse a hechos concretos de los estados financieros, el informe de gestión y los negocios sociales, conforme a los temas del orden del día. El presidente de la reunión debe además garantizar que se realicen las intervenciones de manera ordenada, dando los espacios correspondientes.
Su responsabilidad es conducir el orden del día y los diálogos, e incluso las discusiones, por un camino sano, proactivo y constructivo. El liderazgo y la inteligencia emocional son aspectos claves. La generación de valor y la perdurabilidad de las empresas dependen, no solo del manejo adecuado de los negocios, sino también del cuidado de las relaciones personales. Recordemos que, en términos generales, la sociedad es el producto de un contrato que se construye y desarrolla bajo los principios de colaboración y buena fe, los cuales también deben ser aplicados en las reuniones del máximo órgano social.