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Analistas 29/07/2022

¿Un Congreso distópico y alineado?

Juan Pablo Liévano Vegalara
Exsuperintendente de Sociedades

El nuevo Congreso trae varios cambios y novedades. Casi una tercera parte de los congresistas son mujeres, aspecto positivo y de resaltar. Igualmente, dos terceras partes de los congresistas son primíparos, aun cuando no necesariamente nuevos en la política. También hay novedades especiales, pues al congreso llegaron influenciadores, periodistas y líderes de todo tipo, o como lo indican algunos, se trata de voces nuevas o alternativas, en general volcadas al idealismo de izquierda, provenientes de lo que llaman la Colombia profunda y diversa, donde se encuentran quienes se auto proclaman animalistas, ambientalistas, defensores de derechos humanos y defensores de las víctimas.

De hecho, hay muchos nuevos y antiguos congresistas que quieren realizar cambios de todo tipo, basados en ideales y dogmas, pues en opinión de algunos de ellos, en 200 años de vida republicana no se han tenido avances en los derechos y no ha habido un adecuado manejo del Estado. Muchos quieren fundar la patria, como si antes no hubiéramos tenido una, o indican que ahora el Congreso si va a trabajar para todos, legislar para la ciudadanía y hacer las reformas que la nación necesita.

La realidad es que las nuevas mayorías en el Congreso están conformadas por quienes no quieren quedarse huérfanos del poder y quienes representan ideologías un tanto utópicas que, en un principio, buscan con buenas intenciones arreglar los problemas, aún cuando lo que ocurrirá en realidad es que esos “arreglos” dogmáticos crearán realidades no deseadas o distópicas al resultar en soluciones totalitarias o injustas.

Tomemos por ejemplo el concepto de justicia social, la querida paz total y la necesidad de proteger al medio ambiente. Respecto al concepto de justicia social, subsidiarle o solucionarle a los ciudadanos todas sus necesidades generaría una conducta indeseable de dependencia del individuo con el Estado, que no se compadece con el esfuerzo personal y el trabajo, propios de la naturaleza humana y verdaderos motores del bienestar espiritual y económico. Si analizamos la paz total, nuevo concepto en el ambiente político, nuevamente estaremos ante el inadecuado otorgamiento de penas irrisorias alternativas, que generaría inicialmente una sensación de paz y seguridad, pero que en el largo plazo enviarían mensajes equívocos, al no respetarse las leyes y garantizarse la justicia, generando zozobra en la comunidad.

Finalmente, en cuanto al medio ambiente, prohibir a ultranza la explotación de los recursos naturales, sin considerar el concepto de desarrollo sostenible, significaría la obtención de un resultado indeseable de no poder usar los recursos en perjuicio del bienestar de la ciudadanía. Así, se generaría una tiranía de las ideologías y los dogmas que llevaría a una sociedad distópica, pues al pretender alcanzar ideales, lo que en realidad se logra son resultados no deseados. Parece que el nuevo Congreso apoyará los proyectos de ley presentados por el nuevo Gobierno, con base en intereses particulares burocráticos y conceptos idealizados, que podrían no generar los beneficios pretendidos. Lo cierto es que se avecina un congreso “admirable”, con una aplanadora del Gobierno “histórica”, idealizada, dogmática y alineada con el botín burocrático, y sin una adecuada ponderación de los derechos y un análisis pragmático de los pros y contras de cada uno de los proyectos de ley.

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