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Este gobierno es un despelote. Es desordenado, pues no planea, ejecuta deficientemente y tampoco le preocupan las consecuencias de sus actuaciones. Si mete la pata, está lleno de excusas para justificarlo. Pero también es ignorante, no solo por la falta de conocimiento técnico, sino también para analizar los problemas, tomar decisiones acertadas y entender los efectos dañinos de sus actuaciones.
Parece un niño pequeño, irresponsable e inimputable, que no tiene la culpa de lo que le pasa y no entiende las consecuencias de sus actos, porque al final rebotan los correos de la tarea y no es su culpa, como le ocurrió a la vicepresidente.
La última y más grave situación fue la crisis del combustible jet. El distribuidor Terpel ha sido claro en indicar que recibió menos combustible del solicitado a Ecopetrol, con base en las necesidades de la cadena. Adicionalmente, se presentó un problema en Reficar, que impidió entregas por fuerza mayor, lo que, sumado a las bajas entregas, desató la crisis, afectando a las compañías de aviación y a los pasajeros.
Para Terpel, el problema del combustible jet es estructural, es decir, que no es una situación coyuntural y que no ha sido debidamente manejada por Ecopetrol. Lo cierto es que faltó planeación y gerencia, lo que no debería pasar en una empresa seria. Parece más el resultado de politizar la empresa, en perjuicio de los accionistas minoritarios y de todos los colombianos.
Con razón los miembros independientes de la junta renunciaron después de la intromisión del Gobierno para impedir una inversión muy conveniente en los Estados Unidos. Esto implicará una pérdida de valor y una segura demanda por parte de los accionistas minoritarios.
Recordemos que los administradores deben actuar de buena fe, con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios y en interés de la sociedad, teniendo en cuenta el interés de todos los asociados, y no en el interés del mayoritario, lo que claramente ignora el Gobierno.
Todo esto es el reflejo del desgobierno, desordenado e ignorante. Y hay más ejemplos. En los pasaportes, la falta de planificación y gerencia y el ciego deseo de estatizar terminó en un giro de 360 grados en la contratación, pues la Cancillería solucionó el problema que ella misma creó, llamando nuevamente a Thomas Greg & Sons.
En la salud, estamos viviendo una crisis autogenerada por el infinito dogmatismo ideológico y la falta de gerencia. La salud del magisterio es la muestra del absoluto caos generado.
En la insolvencia empresarial, en el proceso adelantado por la Superintendencia de Sociedades para volver legislación permanente los decretos de emergencia 560 y 772 de 2020, en beneficio de las Mipyme, el Gobierno objetó la ley tramitada en el Congreso por inconstitucional, al no haberse tenido en cuenta lo indicado por la Corte Constitucional, y por inconveniente, con la peregrina y falsa afirmación, sin fundamento, de que los procesos abreviados no cuentan con las mismas garantías de protección a los trabajadores para defender sus derechos.
En síntesis, el Gobierno no da pie con bola. Pedirle orden, prolijidad, planeación y gerencia a un gobierno de dogmáticos e ignorantes sería como pedirle peras al olmo.