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En medio de una contracción económica global, con regiones enteras que proyectan tasas de crecimiento negativas, y pronósticos desoladores sobre la recuperación, es muy diciente que haya firmas que estén alcanzando resultados sin precedentes en sus valores en bolsa. Este escenario invita a hacer reflexiones para la coyuntura actual y la post pandemia.
En los últimos meses, el desempeño de firmas como Amazon, Apple, Facebook y Google ha sido espectacular, llevando al Nasdaq, índice de referencia del sector, a máximos históricos. El crecimiento en un 97% de las acciones de Spotify desde mayo, o el incremento de un 25% de los ingresos de Netflix entre abril y junio, son apenas dos ejemplos de lo que pasa en el mundo digital.
Las condiciones creadas por el covid, que permiten resultados como los señalados, obligan a múltiples organizaciones públicas y privadas a revisar su funcionamiento. En este sentido, un primer aspecto para tener en cuenta es la gran transformación en los patrones de consumo generada por las políticas de aislamiento social. El aumento en la venta de audiolibros, servicios de streaming de música y videos, o el mayor uso de plataformas de teleconferencia, son prueba de esto. Adicionalmente, es altamente probable que muchos consumidores, que por primera vez han estado expuestos a estas tecnologías en la coyuntura actual, sigan utilizándolas en el futuro.
Un segundo elemento que destacar son las condiciones de trabajo remoto; si bien estas generaron traumatismo durante las primeras semanas de confinamiento, son progresivamente mejor asimiladas por muchos trabajadores y empresas. Así, aunque persiste el interés natural de regresar a la presencialidad, algunas de las nuevas prácticas y procesos también tendrán vocación de permanencia. Los beneficios que ha traído la virtualidad - menores tiempos de desplazamiento, mejores capacidades de autogestión e, incluso, más tiempo en familia - serán difíciles de abandonar una vez el contexto de salubridad empiece a normalizarse.
La famosa frase de que ‘no hay nada más permanente que algunas medidas transitorias’ pareciera aplicar perfectamente en esta situación y una respuesta adecuada a ella puede ayudar a evitar más escenarios indeseables.
Finalmente, es evidente que aquellas organizaciones que han sido más lentas en transformarse se han rezagado frente a sus competidoras. Esto obliga a acelerar la digitalización de procesos, reclutamiento de personal con conocimientos sólidos en tecnologías de la información, adopción de medidas de ciberseguridad y entrenamiento de equipos para mejorar su interacción de manera remota.
Con su desempeño reciente, los gigantes digitales han mostrado la importancia de decisiones como estas. Si bien era muy difícil prever la llegada y el alcance de la crisis actual, hacia delante será necesario contemplar un escenario caracterizado por consumidores y trabajadores con hábitos y expectativas diferentes a los de antes de la pandemia. Las experiencias vividas durante estos meses difícilmente serán olvidadas y, por el contrario, con seguridad se requerirá profundizar en muchas de ellas.
Gobiernos, empresas y demás organizaciones deben adelantar acciones para adaptarse a un contexto en el que los hábitos de consumo y trabajo no volverán a ser iguales.