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Sin duda, las cifras de las diferentes mediciones del Producto Interno Bruto (PIB) evidencian que el país necesita un plan de reactivación que rompa con la desconfianza y la desaceleración económica de la industria, las edificaciones, la construcción, las obras civiles y nuevos proyectos de energía renovable, entre otros.
Las cifras del segundo trimestre de 2024 evidenciaron un crecimiento económico de 2,1%, superior al de 0,8% registrado en el primer trimestre del año. Resaltan en su desempeño actividades del entretenimiento, en particular los conciertos y apuestas en línea.
Los servicios públicos, la administración pública, el agro (café en especial), y las actividades profesionales científicas y técnicas también evidenciaron un buen desempeño. Por su parte, el turismo, la manufactura, el comercio y alojamiento evidenciaron un desempeño muy lejano a su potencial y requieren de estrategias para retomar su rumbo.
En lo que se refiere en un sentido amplio al sector público, si bien en las cifras de cierre del primer semestre del año fue un jalonador de la actividad económica, en el segundo trimestre evidenció una desaceleración, y en línea con los principales analistas del mercado dadas las cifras de recaudo y brechas fiscales, es de esperarse que al cierre del segundo semestre del año no sea el motor de la economía colombiana.
En lo que respecta al sector privado, continúa en terrenos lejanos a su capacidad y tanto inversión como confianza están lejos de que se pueda pensar en que serán protagonistas.
Con este panorama, son necesarias propuestas que ayuden a la reactivación económica, la generación de empleo, un mejor recaudo y, en especial, que se traduzca en crecimiento económico. Si bien plantearlo es sencillo, el materializar una apuesta de reactivación requiere de acuerdos de múltiples actores; Gobierno Nacional, gobiernos regionales, empresarios, banqueros, entre otros.
Ya en el pasado reciente el país implementó estrategias de reactivación económica como lo fue el Plan de Impulso para la Productividad y el Empleo (Pipe), el cual contó con dos versiones. En esencia, tanto en su versión 1.0 como 2.0 fueron una iniciativa del Gobierno para dinamizar la economía y llevar inversión a sectores que en su momento fueron considerados como estratégicos y, por ende, generadores de crecimiento y desarrollo económico. Algunos de esos sectores fueron infraestructura educativa, obras públicas, vivienda, industria, turismo y minería.
Con este planteamiento no quiero decir que este mismo plan lo aplique el Gobierno Nacional, lo que sí pretendo reconocer es que las dos versiones del Pipe, con sus posibles dificultades naturales, permitieron la reactivación de la economía con logros significativos en vivienda e infraestructura. Estos resultados permiten evidenciar que el Gobierno Nacional tiene la llave para reactivar la economía.
Retomando lo anterior, la pregunta a resolver es el ¿cómo?, hasta el momento entre otras apuestas el Gobierno Nacional ha planteado dos: las inversiones forzosas y la lanzada en el foro de reactivación económica “confianza para crecer”, que propone llevar inversión para agricultura, economía popular, turismo, transición energética, infraestructura y vivienda.
Considero estos seis ejes un buen punto de partida que tendrá que complementarse con apuestas para el comercio y la manufactura. Adicionalmente, es imperativo para salvar 2024 y establecer bases sólidas para 2025, que el plan de reactivación se acelere en la discusión y priorice la operativización de la ejecución.
Para el caso de inversiones forzosas, el sistema financiero ha mostrado voluntad de llevar recursos a sectores priorizados, esto debería ser ampliamente valorado por el Gobierno Nacional y, por ende, concretar esa voluntad del sistema financiero; y a su vez mostrar su disposición a la construcción colectiva, descartando la propuesta de inversiones forzosas que pueden generar desconfianza, riesgo financiero, encarecimiento del crédito y limitación de inversiones.
Finalmente, considero pertinente dejar para el lector algunas reflexiones para dar cuenta la pregunta con la que inicia esta columna. En primer lugar, la principal apuesta por la reactivación económica del Gobierno Nacional debe ser generar confianza, sin duda las propuestas que a diario se realizan (en especial las de reformas) y que carecen de hoja de ruta socavan la segunda apuesta que debe realizar el Gobierno y es impulsar la inversión del país; en tercer lugar, de la mano del sistema financiero y los empresarios se debe realizar una apuesta sin precedentes en materia de energía, ya las alarmas suenan por las limitaciones de poner energía en firme los próximos años.
Del sistema financiero se necesitan créditos blandos y aprobaciones ágiles para energía renovable, del Gobierno que establezca reglas claras para los empresarios y de estos últimos proyectos que puedan iniciar en el corto plazo; en cuarto lugar, ya los bancos han venido bajando tasas para créditos de vivienda, pero se requiere de crédito constructor en condiciones de fomento; y en quinto lugar, debe el Gobierno Nacional reconsiderar los mensajes negativos que ha dado en obras tan trascendentales como lo son las vías de cuarta generación y la presentación de nuevas iniciativas privadas para construir infraestructura para la competitividad.
