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Todavía tengo grabado en mi cabeza las palabras que escuchaba cuando era niño y con las que solían referirse al rico de mi pueblo, para el general de la población en aquel municipio de clima frío, el hombre rico del pueblo era aquel que era dueño de grandes extensiones de tierra. Si bien para el caso colombiano la concentración de la tierra ha sido fuente de concentración de riqueza, no es necesariamente concluyente que la propiedad de la tierra garantice riqueza, ni mucho menos recursos líquidos disponibles – caja. No contemplaba en aquellos tiempos que la vida me permitiría no solamente reflexionar, sino poder plantear que la generación de riqueza no es explicita o se deriva como regla de la tenencia de la tierra. Estoy seguro de que realmente una posibilidad natural no solamente para la generación de riqueza, sino para superar las turbulencias económicas más que la tenencia de la tierra es la caja o en otro entendido una posición fuerte de liquidez o la facilidad de acceder a esta.
Los años me permitieron ver que, aunque mi paisano era propietario de una gran extensión de tierra, murió con escasos recursos disponibles para atender los achaques naturales de la vejez y estoy convencido con unos cuantos prediales vencidos pues, aunque tenía mucha tierra no contaba con caja – la liquidez necesaria - para honrar sus compromisos ni de corto ni de mediano plazo. Precisamente esta problemática de liquidez que enfrentó mi paisano es útil para explicar la situación que vienen enfrentando diferentes sectores económicos; en especial el sector de la construcción y energía. El 4 de enero de 2021 la tasa de referencia de los depósitos a término fijo – DTF – era de 1,90%, mientras que la apertura de esta misma tasa el 10 de julio de 2023 fue del 13,32%, esto implica que aquella persona natural o jurídica que tenía o adquirió deuda en tasa variable pasó de pagar un millón novecientos mil ($1.900.000) de intereses por cada 100 millones cada año a pagar $13.320.000 más el spread respectivo en cada caso.
Sumado a lo anterior, es evidente que, pese a que la turbulencia de la covid 19 disminuyó especialmente, en costos de contenedores y acero, no ha pasado igual con temas que inciden de manera directa tanto para constructores como para sector energía. En particular, es importante que el país este al tanto que, la velocidad del flujo de recursos de Mi casa ya se relentizó, situación que obliga al constructor de vivienda de interés social – VIS - y prioritario – VIP – a castigar su caja puesto que deben seguir asumiendo el costo de capital vía créditos o en algunos casos a incumplir obligaciones o suspender avance de los proyectos.
Este escenario no es muy distinto para las inversiones que se realizan en materia de energía, solo para ejemplificar un inversionista de energía renovable en pequeñas centrales hidroeléctricas – PCH – proyectos que son hasta 19,90 megas incurren en costos de construcción aproximado de $10.000 millones por mega de energía. En este entendido, el valor de construcción de un proyecto de 10 megas puede estar alrededor de $100.000 millones. Si consideramos que el mecanismo de cierre financiero para construcción y puesta en operación de la PCH es 70% deuda y 30% equity, el inversionista acude al sistema financiero por una deuda de $70.000 millones a tasas que hoy efectivas año son superiores al 15%, es decir que al cabo de un año de mantenerse las tasas de interés de hoy pagará intereses una cifra cercana a los $11.000 millones.
Estas realidades que hoy saltan a la vista nos permiten concluir que, en primer lugar, retomando el ejemplo de mi paisano para sopesar los momentos complejos de la economía y en especial de aumento de tasas es necesario contar con activos líquidos que puedan convertirse en efectivo y estos permitan honrar los compromisos de obra y financieros para que los proyectos salgan adelante, en segundo lugar, que es fundamental que el flujo de recursos para los proyectos VIS, VIP, 4G sean ágiles para evitar restricciones de liquidez de los constructores y la suspensión de los proyectos, en tercer lugar, que se comprenda que el costo de energía por kilovatio no se traslada en pleno al generador en este caso de PCH y este asume no solamente incrementos en costo de capital, sino de insumos y finalmente, que el gobierno comprenda que sin caja no hay paraíso y facilite el flujo de recursos de inversión además de tasas compensadas para el acceso a vivienda, vías y el avance en transición energética con el impulso a iniciativas de PCH.