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*Juliana Morad - Santiago Bonivento
La famosa terminología ‘Ni-Ni’, muy popular por lo demás en momentos de campañas políticas para atraer el voto joven, viene del inglés “Neet” que, en traducción literal del Cambridge Dictionary, se refiere a la abreviación “not in education, employment, or training: used by the government to describe a young person who is no longer in school and does not have a job or is not training to do a job”. En resumen, se trata de aquella terminología para describir a las personas jóvenes que “Ni trabajan, Ni estudian”. Están, como coloquialmente se conoce, en aquel “limbo” entre el empleo y el estudio.
En Colombia, la situación es llamativamente interesante de ser analizada para la población ‘Ni-Ni’ y debería sentar base para concluir que las reformas deben ser piezas angulares de generación de oportunidades, acceso, permanencia y desarrollo, para esta población que representará la fuerza laboral del futuro próximo.
Veamos algunas cifras, que sirven para ilustrar lo referido en el párrafo precedente. El más reciente estudio de mercado laboral de la Juventud realizado por el Dane a partir de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (Geih por sus siglas iniciales), y que mide el trimestre comprendido entre diciembre de 2022 a febrero de 2023, permite concluir, entre muchas otras reflexiones, que es posible esbozar de su medición, que casi 3.000 jóvenes, entre los quince y los veintiocho años, no estudian ni se encuentran ocupados.
La cifra previamente señalada, comparada al censo total de la población en edad de trabajar entre los rangos de edad señalados previamente, que ronda los 11.500 jóvenes, es poderosamente llamativa si se toma en cuenta que, de acuerdo al informe ‘¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes?’, estudio estadístico liderado por la Universidad del Rosario en alianza con múltiples actores de diferentes sectores, su principal problemática está relacionada con la falta de empleo y oportunidades. Sobra decir que, en una búsqueda simple dentro del documento en comento, la palabra “oportunidad” se presenta en cuarenta y dos ocasiones y la palabra “empleo”, por su parte, en sesenta y seis. Números nada despreciables si se considera el título del informe referido líneas arriba.
Así las cosas, el panorama para los ‘Ni-Ni’ es algo paradójico: por un lado, la juventud es consciente que su necesidad principal está atada a contar con oportunidades de empleabilidad y, por el otro, la tasa de jóvenes desempleados o carentes de estudio es significativamente alta en comparación con la tasa total de habilitados para trabajar y/o estudiar.
Por otro lado, los jóvenes ‘Ni-Ni’ padecen de otra problemática asociada a lo que acá se ha esbozado y que fue abordado en el marco de una de las clases abiertas que se han venido organizando desde el Departamento de Derecho Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana: el acceso al trabajo de los jóvenes en Colombia y la carencia de una correlación directa - en muchos casos - entre sus estudios profesionales de pregrado, técnicos o tecnológicos y el empleo al cual se vinculan. Y ello, sumándole a la ecuación, la - por lo general - falta de oportunidades en materia de empleos formales con salarios que permitan, en debida forma, su subsistencia.
La problemática, así, no es de poco calado y, por el contrario, la reforma laboral e, inclusive, la reforma pensional, bajo el entendido que la fuerza laboral del hoy y del mañana serán los mayores cotizantes al sistema de seguridad social, deben convertirse en hojas de ruta para la reducción de las altas cifras que, en la actualidad, se manejan con ocasión a los ‘Ni-Ni’. La reforma laboral, por su lado, y aun cuando en su exposición de motivos esboza la problemática de los ‘Ni-Ni’, con argumentos y cifras relacionadas a la falta de alternativas para la rápida transición escuela - trabajo, se queda algo corta en la formulación de verdaderas soluciones tangibles y palpables que satisfagan, de manera directa, conducente y pertinente, las problemáticas que la misma exposición de motivos acertadamente pregona.
Así, los ‘Ni-Ni’ están llamados a ser jugadores activos y principales en el marco de la reforma laboral, sin limitarse únicamente a la generación de oportunidades para la mera vinculación laboral que, sobra decir, es un primer gran paso. La reforma está llamada a fortalecer esfuerzos encaminados a garantizar la permanencia de este grupo poblacional en el sistema de empleo formal colombiano, junto con un avance, ojalá medible, en el fortalecimiento de sus competencias cuantitativas y cualitativas, con especial énfasis en lenguas, habilidades blandas e informática, competencias que el siglo XXI nos está demostrando altamente necesarias y sustancialmente competitivas.
Sumado a lo anterior, una interrelación entre el sector privado, el sector gremial, el sector sindical, la academia, y el sector público, en el marco de la identificación de la problemática, como bien hace el Gobierno en el marco de la exposición de motivos, pero, ante todo, y es allí en donde este se queda algo corto en el marco del estudio del texto de reforma, en la formulación de políticas, recomendaciones, iniciativas y propuestas será esencial para que los ‘Ni-Ni’ huyan - y, sobre todo, no regresen - a dicha categoría. El problema es de acceso, pero, también, de permanencia y de desarrollo una vez se accede.
En síntesis, la generación de empleo formal para los jóvenes, junto con una decidida apuesta por la vinculación de programas que acrediten una hoja de ruta metodológica limpia entre la culminación del estudio (escolar, técnico, tecnológico o profesional) y la apertura e ingreso al mercado laboral formal en Colombia, debe ser una prioridad para el Gobierno y, en general, para toda la sociedad. Un propósito, loable, de país. Los ‘Ni-Ni’ están llamados, como ya se mencionó, pero valga el énfasis especial, a ser protagónicos en el marco de cualquier reforma laboral actual: son el futuro próximo.