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La construcción de una vía férrea que conecte a Bogotá con el Meta solucionaría el problema de los derrumbes y mejoraría el desarrollo económico de la región.
El país ha quedado estupefacto al ver cómo la vía que conecta al centro del país con los Llanos Orientales terminó cerrada por los constantes derrumbes que han afectado el tránsito normal de la carretera, tanto para turistas, como para camiones y tractomulas.
Los días pasan y con estos aumentan las pérdidas para los transportadores, campesinos y empresarios. Colfecar, agremiación de los transportadores de carga, calcula en $1.000 millones diarios sus perdidas. Por supuesto, los ciudadanos, tanto de Bogotá, como del llano, empezamos a sentir el aumento en el precio de diferentes productos y servicios.
Por poner solo un ejemplo, la tonelada de arroz, el principal producto del Meta, entre mayo y junio pasó de $1.024.171 a $1.042.476.
Desde su construcción, la vía al Llano ha presentado problemas. Teniendo en cuenta que la carretera se encuentra trazada por la base de una montaña en formación, era probable que los deslizamientos fueran constantes; sin embargo, la situación se complicó cuando el Gobierno, a mediados de los años 90, decidió ampliarla para reducir el tiempo de viaje de Bogotá a Villavicencio a menos de 2 horas.
Para lograrlo, se le otorgó un contrato de concesión a la empresa Coviandes. Esta ampliación requería la construcción de túneles y puentes, proceso en el que se omitió un serio estudio geológico, o si se realizó, se asumió un riego demasiado alto.
Esto significaba socavar una montaña en formación, que al remover tierras en su base, la parte superior no iba a resistir y colapsaría, como en efecto sucedió. El derrumbe actual, del kilómetro 58 y 64 es de más de 20.000 metros cúbicos de material. Su remoción va a tomar meses, y no solamente es el retiro del material, es la técnica a utilizar y si hay la necesidad de construir obras desde la cima de la montaña para darle consistencia.
El impacto para el Estado es enorme, pues en la vía se han invertido más de $8 billones en las últimas décadas, a través de dineros públicos y peajes. Sin contar con que los peajes de la vía al Llano son los más costosos del país, pues un vehículo familiar paga $38.400 en total: un costo aproximado de $435 por kilómetro.
En medio de la crisis cabe buscar otras soluciones. La opción más viable podría ser continuar la vía férrea desde Usme, al sur de Bogotá, hasta Villavicencio.
Entre las ventajas de construir una vía férrea, cabe mencionar que tiene menos impacto que una doble calzada, acorta el tiempo de distancia, es más económico su mantenimiento, posibilita el transporte de carga y de pasajeros, descongestionaría la salida de la capital, disminuiría el consumo de combustibles fósiles, crearía miles de empleos, entre muchas otras.
Es importante mencionar que desde el Llano se movilizan actualmente 11.000 vehículos al día a Bogotá. Desde el piedemonte llanero llegan diariamente a Bogotá un aproximado de 14.000 toneladas de alimentos y 50% de la carne de cerdo proviene de los Llanos Orientales
Aunque es urgente la recuperación de la actual vía, el llamado a la ingeniería colombiana es no curar con paños de agua tibia el problema, debido a que los inconvenientes aparecerán en otros puntos de la calzada, lo cual pondrá en peligro, la vida de miles de colombianos.
Lo más conveniente para esta vía es estabilizar el talud, realizando reforestación y obras de drenaje que evacuen el agua en tiempo de invierno, pero no continuar construyendo obras invasivas como túneles o ampliaciones que requieran socavar la montaña.