Davos: la “Montaña Mágica”

En medio de un clima mundial agitado y de incertidumbre - despidos masivos en varias compañías multinacionales, posible recesión económica…los poderosos e influyentes del mundo (aproximadamente 2.700 personas participaron este año) se reunieron nuevamente en el Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, Suiza, para discutir e “impulsar soluciones con visión de futuro y abordar los desafíos globales más apremiantes a través de la cooperación publico-privada”.

Davos, esa “montaña mágica” y apacible que inspiró a Thomas Mann a escribir su famosa novela cuando visitó a su esposa en un sanatorio de tuberculosis ubicado ahí, es desde 1971 el epicentro del WEF que busca “crear un mundo mejor”.

Desde Sting, Bono, el filántropo y chef José Andrés, Nelson Mandela hasta Jamie Dimon, Donald Trump, Greta Thunberg, Gustavo Petro… han asistido a este foro. Bajo el lema “cooperación en un mundo fragmentado”, las reflexiones de este año se centraron en los retos actuales que nacen de un mundo afectado por la pandemia del covid-19 y la guerra en Ucrania.

Si bien el WEF ha sido catalogado de “elitista” y muchos critican su existencia, si bien las frases recurrentes de sus detractores son “Davos apesta” o “Ustedes son la crisis”, ideas progresivas han salido de este foro. Acuerdos como el Nafta, el tratado de libre comercio de América del Norte, fue ideado (y recientemente replanteado) en reuniones a puerta cerrada realizadas durante el foro. Se han restablecido relaciones, como por ejemplo, entre Turquía y Grecia cuando estos países estaban al borde de la guerra en 1988; y se han lanzado programas de vacunación a través de los cuáles se logró inmunizar a millones de niños, como Gavi, la Alianza Global para Vacunas e Inmunización.

Este mundo “fragmentado” en el que la globalización esta cambiando y regionalizándose, en el que los consensos y los puntos medios parecen estarse perdiendo, en el que el proteccionismo regresa, un mundo de confrontación entre países autocráticos y democráticos presenta desafíos que exigen la acción consensuada para buscar e implementar medidas a corto y largo plazo que generen crecimiento y bienestar sostenibles, y un mundo más inclusivo. Se abordaron temas como la transformación digital e innovación, ESG y desarrollo sostenible, cambio climático y transición energética, nuevas tecnologías, liderazgo y los retos que genera el desarrollar y mantener el talento frente al “quite quitting”, y el impacto del covid-19 en la salud y bienestar de las mujeres.

El Foro Económico Mundial cerró con un tono de optimismo cauteloso, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (quien fuera Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional), señaló que: “no es un año brillante, pero es mucho mejor de lo que temíamos”. Se recordó a los participantes que “no hay planeta B” y que la ausencia de nieve en la estación de esquí de Davos no es una casualidad.

Esperemos que no sea una coincidencia que esta junta de líderes mundiales se realice en esta “montaña mágica” en la que el tiempo se detiene e invita a reflexiones profundas sobre el rumbo de la humanidad y que se produzcan avances…