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Analistas 14/02/2023

El placer de las simples cosas

Leticia Ossa Daza
Socia Directora Práctica LatAm Paul, Weiss NY

El legendario, calificado como el mejor restaurante del mundo, Noma en Copenhague, anunció que cerrará sus puertas. Noma ha sido definido como la expresión culinaria máxima, una lifetime experience; la cuál pocos pudieron disfrutar pues sus listas de espera superaban los seis meses y su menú costaba aproximadamente US$500. Su chef, el danés René Redzepi, explicó que abrirá pop-ups alrededor del mundo, el próximo será en Kyoto y ya cuenta con una lista de espera de varios meses…tod@s esperando poder experimentar algo memorable, irrepetible, único.

Múltiples websites, expertos en turismo y en temas culinarios nos ofrecen sus opiniones, listas, rankings…top 10, 50, 100, experiencias épicas que no puedes dejar pasar, viajes inolvidables, comidas excepcionales…todo bajo el leitmotiv “colecciona momentos no cosas”. Las ofertas son múltiples y van desde las más sofisticadas hasta las más rústicas y básicas. Algunas requieren: estar en listas de espera de meses, como Noma, y algunas veces años, pagar sumas astronómicas, como para viajar al espacio o no tener miedo a experimentar y a tomar riesgos, como el nadar con tiburones.

¿Qué nos lleva a buscar estas aventuras? ¿Por qué la obsesión con “coleccionar”? ¿Será la mentalidad del Fomo, esa preocupación constante de que nos estamos perdiendo de algo? O ¿La del Yolo, la fijación que tenemos con el paso del tiempo y la idea que solo vivimos una vez? O ¿Es el presumir en las redes sociales lo que nos mueve?

La idea central de coleccionar esta en el poseer. La posesión de objetos preciados siempre ha estado vinculada al poder y prácticamente toda civilización ha contado con una élite ávida en acumular obras de arte y todo tipo de bienes, al igual que títulos que alimentan nuestro ego. Las nuevas generaciones ven su vida como una colección de momentos y no como una serie de metas alcanzadas, premios y reconocimientos adquiridos, o de cosas materiales. Estudios recientes muestran que aproximadamente 70% de la generación de los millennials prefieren gastar su dinero en experiencias. Las cuales comparten en las redes sociales (Facebook, Instagram, Snapchat) que están diseñadas para mostrar lo que la gente esta haciendo, no en lo que están pensando o comprando, el foco es en lo que están viviendo.

Difícil determinar si las nuevas generaciones han alcanzado un grado de sabiduría y madurez que les permite apreciar más la vida o si su interés cae en la misma competencia por el acaparar. Esperemos que no sea la mera necesidad de completar un catalogo o de marcar una lista. El riesgo esta en el perdernos el goce de contemplar una obra de arte o la belleza de un lugar o de un momento por tomar la fotografía perfecta. Apreciar lo que parece ordinario y simple es lo que termina haciendo nuestra vida extraordinaria. Bien lo dijo Hans Christian Andersen quien arrulló nuestras noches con sus historias “la vida en si es el más maravilloso cuento de hadas”, así que no nos la perdamos por estar en la carrera de acumular.

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